Un nacimiento entre pieles

Ubrique abrió ayer las fronteras de las Cumbres para recibir a cientos de visitantes de la comarca. Los mismos, no quisieron perderse el primer evento festivo destacable de la Sierra. Los vecinos de la localidad de la piel se volcaron en la recreación de la novena edición de su Belén Viviente que ya se encuentra totalmente consolidado.

Un ambientado zoco en la Plaza de las Verduras abría el túnel del tiempo que trasladaba, dos mil años atrás, a Belén de Judea. Las calles Sauco, Caracolillo, Pozuelo, Madera, Guindaleta, La Torre y el Culito, entre otras, acogieron las diferentes escenas bíblicas y la representación de los oficios de la época. Pescadores, alfareros, esparteros, hilanderos, panaderos y otros artesanos mostraban su saber hacer en el Belén ubriqueño.

La hermosura de este Pueblo Blanco se pone, de este modo, al servicio de la conmemoración del Nacimiento de Cristo. Más de un centenar de vecinos del Casco Antiguo fueron los encargados de dar la salsa a la Belén de Judea ubriqueña. Los peroles llenos de aceite esperaban a la masa de los buñuelos y llenaban de olor a Navidad a la localidad, junto con los aromas de otros productos navideños, desplazando al olor característico a cuero que suele darse en el municipio.

Durante el recorrido que se había marcado podían comprarse pan, tortas de anís, frutos secos, buñuelos o chocolate, entre otros alimentos y bebidas. La venta de estos productos tiene un fín benéfico y todo lo recaudado será repartido entre diferentes obras que varias asociaciones llevan a cabo en la localidad Los participantes en la representación serán quienes decidan que cantidad de dinero destinan a cada obra.