SOMOS DOSCIENTOS MIL

Policías, así no

El sindicato del cuerpo se movilizará en las próximas fiestas y boicoteará la Cabalgata de Reyes

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A lo largo de este ya lánguido año 2009, que pronto nos dirá hasta siempre, el cronista firmante ha tenido la oportunidad de posicionarse, en diferentes columnas, en favor de la Policía Local. Lo hice en marzo pasado, solicitando a la señora alcaldesa que no racaneara a la hora de dotar de medios a dicho cuerpo. De nuevo hablé con motivo del Mundial de Motociclismo, para denunciar una vez más las chapuzas a que se ven sometidos los miembros de tal colectivo quiénes, con motivo de dicha celebración, debían desplazarse utilizando vehículos de la Gerencia Municipal de Urbanismo. Incluso, a finales del pasado noviembre, a raíz de las protestas que diferentes colectivos realizaron en el pleno municipal, entre ellos los citados Policías Locales, una vez más me posicioné en su favor para denunciar la inaplicabilidad del Código Penal, cuando de truncar la libertad de expresión se trata. En ello me reafirmo, máxime tras comprobar a través de diferentes fotografías como, la ahora represiva alcaldesa de la ciudad, alguna vez desde la oposición se alió en defensa de las que entonces si eran justas reivindicaciones de los Policías Locales, incluso haciendo uso del megáfono sin consideración alguna.

Sin embargo, llegados a este punto, no puedo por menos que expresar mi más profunda reprobación ante el anuncio que esta semana han efectuado miembros del Sindicato que moviliza a la Policía Local, en el sentido de que sus protestas se harán oír durante estas inminentes Fiestas Navideñas, en especial boicoteando la próxima Cabalgata de los Reyes Magos. Aunque la noticia, de momento, hay que leerla con cierta cautela, pues no es más que un anuncio pendiente de su ratificación en la asamblea prevista para este próximo martes, me van a permitir que a través de estas líneas me posicione y haga un llamamiento a la cordura: llamado que siempre parte de la premisa de entender la desesperación en que se encuentra dicho colectivo, cuya gran mayoría de reivindicaciones considero de justicia.

Sin embargo, el uso de la Cabalgata Real como vehículo para expresar la protesta, cuando menos, es algo que considero deleznable, al punto de que apelo al sentido común de los policías locales en general, y de aquellos policías con hijos pequeños, en particular, pues estos últimos deben ser quienes convenzan a la asamblea de que no hay pretexto alguno que justifique que nuestros hijos sean quienes, a la postre, paguen el pato del conflicto policial.

¿Se imaginan las caritas de los más pequeños cuando el Cortejo Real no pueda emprender su viaje de ilusión por las calles jerezanas debido a un conflicto laboral? ¿Se imaginan la desesperación de los menores pensando que esa noche los Reyes Magos tal vez no vengan a Jerez? ¿Son capaces los miembros de nuestra policía de cargar sobre sus espaldas con la desesperación, la tristeza y el desencanto de los niños jerezanos?

Hay mil y una maneras de llevar a cabo las protestas, y seguro que en la mayoría de ellas poseemos la razón, aunque no seamos capaces de acertar con el mejor modo de que todos nos entiendan. Aún siendo las reivindicaciones de todo punto justas, las formas pueden hacer que se pierda el norte y, lo que es más grave, que los ciudadanos percibamos cierto halo de locura. Protestas, las que quieran. Hacerlas coincidir con la cabalgata de Sus Majestades de Oriente es un despropósito de tal magnitud que, desde aquí, les animo a buscar otras vías de movilización.

Uno de nuestros ilustres dramaturgos de la Generación del 27, Alejandro Casona, lo tuvo absolutamente claro aquel día en que dijo que: «No es más fuerte la razón porque se diga a gritos». Ante tamaña afirmación, sobra cualquier otro comentario.