Un militar norteamericano entrena a tropas malienses en la lucha contra Al-Qaeda en marzo de 2004 en las inmediaciones de Tombuctú. :: REUTERS
ESPAÑA

España moviliza a más de 200 agentes y espías por el secuestro de los cooperantes

Estados Unidos, Francia y Argelia ya han facilitado al Gobierno información operativa sobre los últimos movimientos de AQMI

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España nunca había puesto en marcha un despliegue de inteligencia exterior de tal magnitud. El Gobierno ha movilizado ya a más de 200 funcionarios y espías de los Ministerios de Interior, Exteriores y Defensa. El secuestro en Mauritania de los cooperantes catalanes Albert Vilalta, Roque Pascual y Alicia Gámez se ha convertido en la prueba de fuego de los protocolos ideados para gestionar crisis antiterroristas nacidos a la sombra del 11-S y del 11-M. Unos esquemas de trabajo que se basan en la coordinación entre los diferentes servicios de información nacionales y la ayuda de los países amigos.

Todo está centralizado. El verdadero corazón de esta operación es el denominado 'comité técnico', donde cada 24 horas los números dos de Defensa, Interior y Exteriores se ven las caras. Cada secretario de Estado entrega un dossier a sus compañeros sobre las informaciones obtenidas por sus subordinados durante la última jornada. El 'comité técnico', a priori, estaba diseñado para que la voz cantante la llevara Defensa, el departamento que controla el Centro Nacional de Inteligencia y sus espías dispersos por todo el mundo. Sin embargo, la fuerza de los hechos ha provocado que el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, sea quien dirija el grupo.

La razón es que Interior, a cuenta de las oleadas de inmigrantes clandestinos desde Senegal, Mauritania y Mali, tiene desde hace dos años una red de funcionarios asentados en una zona en la que hasta ahora la influencia española era casi marginal. Se trata de un equipo que ahora se ha tornado muy útil por sus buenos contactos en el terreno. La Guardia Civil, que se mueve con libertad por las costas mauritanas, mantiene «optimas relaciones» con la Gendarmería de ese país, uno de los cuerpos que mejor conoce los movimientos de Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), la franquicia de Osama Bin Laden en la zona y el grupo que está detrás de la captura de los tres barceloneses.

El Ministerio del Interior, además, tiene 'espías' independientes en dos de las embajadas claves en esta crisis: Nuakchot y Argel. La idea de contar con una red de 'consejerías de Interior' en las legaciones de mayor conflictividad terrorista fue del propio Alfredo Pérez Rubalcaba, quien, sin alharacas, dio luz verde en noviembre de 2006 a este proyecto. En tres años, la red, merced al trabajo de decenas de guardias civiles y policías, se ha convertido en una verdadera trama de captación de información sobre 'yihadistas'.

Dinero y medios

Hay otro dato clave para entender el protagonismo de Interior en la crisis de los cooperantes. En mayo de 2008, en la capital maliense, Bamako, Pérez Rubalcaba ya abordó con su homólogo, el general Sadio Gassama, la posibilidad de colaboración española para reforzar la presencia del Gobierno de Mali en la zona colindante a la frontera con Argelia, precisamente donde Al-Qaeda tiene sus campos de entrenamiento.

España ha entregado dinero y vehículos para poner en marcha 17 nuevos puestos fronterizos y ha enviado a expertos para entrenar a los agentes malienses en la lucha contra los 'muyahidines'. A pesar de lo modesto de este plan de ayuda antiterrorista, lo cierto es que Interior ha logrado recopilar datos de primera mano sobre cómo y donde actúa el AQMI.

El otro gran eje de la actuación del Gobierno pasa por el CNI, o mejor dicho, por los fluidos contactos de sus espías con los servicios de inteligencia de los países amigos. El CNI, según fuentes gubernamentales, ya mantenía antenas «consolidadas» en Nuakchot, Bamako y Argel, que desde el comienzo del secuestro trabajan sin descanso. Estas mismas fuentes reconocen, no obstante, que la presencia de agentes en el norte de Mali, donde han sido trasladados los secuestrados, es casi inexistente.

El CNI, que intenta ahora 'fichar' como sea confidentes autóctonos en la zona, ha recurrido entretanto a la ayuda de la Dirección General de la Seguridad Exterior (DGSE), los servicios de inteligencia franceses, que sí tienen agentes 'locales' en las tres áreas donde, según mandos antiterroristas españoles, se centra la búsqueda de los secuestrados: la región de Kidal y los alrededores de las ciudades de Tombuctú y Gao.

Los contactos la DGSE son «impecables». Los espías galos están «muy involucrados» en esta operación, ya que «casi con toda seguridad» el francés Pierre Camatte, secuestrado el 25 de noviembre , está en manos del mismo grupo que tiene en su poder a los españoles. La DGSE ya tiene «mucha experiencia en el terreno», hasta el punto de que participó en la detención de dos de los asesinos de cuatro turistas franceses en Mauritania en enero 2006.

Veteranas

El flujo de información, apuntan responsables del Gobierno, es también constante por parte de las autoridades argelinas, las más veteranas en la lucha contra los grupos 'yihadistas' que en 2007 pasaron a estar bajo el paraguas de Al-Qaida. Dos agencias argelinas colaboran en la operación, el Departamento de Información y Seguridad y la Dirección de la Documentación y de la Seguridad Exterior. Varias agencias norteamericanas, entre ellas la CIA, han sido contactadas y ya han brindado «datos» de inteligencia provenientes, en muchos casos, de satélites. Estados Unidos mantiene una importante presencia en el norte de Mali, desde que en marzo de 2004 especialistas norteamericanos comenzarán a adiestrar a soldados locales en la lucha contra Al-Qaida.

España además cuenta con ayuda e información de los servicios exteriores de otros cuatro países que han tenido rehenes en la zona: Canadá, Alemania, Suiza y Austria. Por el contrario, poca es la se recibe de Mauritania y Mali, que carecen de verdaderos servicios de información. No obstante, ambos países están brindando «todo tipo de facilidades» para que los agentes españoles se muevan por sus territorios.

Toda el aluvión de los servicios de espionaje internacionales y nacionales es matizada y cotejada en Madrid por la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) de la Policía Nacional, el departamento que lleva años dedicado a la lucha contra los grupos 'yihadistas' que operan en España.