Obama observa la medalla que le acredita como ganador del Premio Nobel de la Paz tras la ceremonia celebrada en Oslo. :: AFP
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«A veces la guerra está justificada»

El presidente de EE UU recibe el Nobel con una defensa de la fuerza como arma de pazSorprende con un pragmático discurso en el que recuerda que el diálogo jamás pondrá fin a la amenaza terrorista

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Nueve días después de anunciar el despliegue de 30.000 soldados adicionales en Afganistán, Barack Obama recibió ayer en Oslo el Premio Nobel de la Paz en la que ha sido una de las nominaciones más controvertidas de los últimos años. En su discurso de aceptación, el presidente estadounidense afrontó la aparente contradicción de resultar agraciado con el prestigioso galardón mientras su país se encuentra enfrascado en dos complicadas contiendas bélicas cuyo final no parece cercano. «En ocasiones la guerra está justificada», aseguró en un intento de conjugar paz y seguridad.

Con un discurso que sorprendió en el tono y en la forma, el mandatario optó por un mensaje más pegado a justificar la escalada en el país centroasiático que a hacer una glosa de la paz en mayúsculas. «Debemos empezar reconociendo la cruda realidad de que no seremos capaces de erradicar los conflictos violentos durante nuestra vida», dijo sacando a relucir más sus galones de comandante y jefe, y dejando a un lado el Obama idealista.

En otros momentos, sus palabras sonaron brillantes, como cuando admitió que sus logros son menores en comparación con los conseguidos por otros galardonados, y aquí hizo mención especial al líder sudafricano Nelson Mandela. Aunque era evidente que la sombra de Irak y Afganistán estaba detrás de sus reflexiones más duras, no se olvidó de otros retos. Ahí se erigió como portavoz de Occidente y dijo que el mundo no debe ignorar la amenaza que significa para la paz mundial la situación en Oriente Próximo y en Asia. A continuación fue más específico y advirtió de que no se debe permitir que países como Irán o Corea del Norte «abusen» de la comunidad internacional. «Los regímenes que quebrantan las normas deben responder por ello y el mundo debe responder al unísono: un ejemplo urgente es el de buscar un mundo sin armas nucleares», remarcó.

Derechos inherentes

Obama dedicó asimismo varios minutos a exponer su concepto de paz y dijo que su naturaleza no es la ausencia de conflictos visibles. «La paz basada en los derechos inherentes de cada uno puede ser perdurable». Luego señaló que la paz es inestable cuando a los ciudadanos se les priva de su libertad. «Si respetamos la voz de otras culturas siempre seremos respetables».

En clave más doméstica, el presidente hizo un solemne reconocimiento a los esfuerzos de sus compatriotas allí donde EE UU ha entendido que su intervención era necesaria. «El servicio y el sacrificio de nuestros hombres y mujeres de uniforme ha promovido la paz y la prosperidad desde Alemania a Corea, y ha permitido que la democracia se instaure en lugares como los Balcanes», agregó el sucesor de George W. Bush, que inició las dos guerras que el actual inquilino de la Casa Blanca trata de cerrar durante la presente legislatura. «Nuestras acciones importan y pueden inclinar la historia en la dirección de la justicia», matizó luego.

Tras advertir de que la guerra «nunca es gloriosa, y jamás debe ser presentada como tal», Obama argumentó que «a veces no sólo es necesaria, sino moralmente justificable», sentenciando que las negociaciones no pondrán fin a la amenaza que representa la presunta red terrorista Al-Qaida. El presidente norteamericano elogió a los manifestantes antigubernamentales en Irán, Birmania y Zimbabue, y dijo que EE UU siempre apoyará a quienes busquen la libertad.

La atribución del Premio Nobel de la Paz a Obama ha sido cuestionada desde que el comité encargado de la designación hizo su sorpresivo anuncio, en octubre pasado. En una rueda de prensa conjunta, el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, defendió la decisión. El mandatario estadounidense, en cambio, fue más condescendiente con las críticas, muchas en Estados Unidos, y admitió que otros candidatos podrían haber hecho más méritos que él para recibir el premio.

Por su parte, el presidente del Comité Nobel noruego, Thorbjoern Jagland, hizo un encendido elogio del ganador durante su presentación en Oslo. «La historia puede decirnos mucho sobre oportunidades perdidas. Es ahora, hoy, cuando tenemos la oportunidad de apoyar las ideas del presidente Barack Obama. El premio de este año es en realidad un llamamiento a la acción para todos nosotros».