Las familias blindan a los pescadores vascos

Ya están en casa. Los 16 pescadores españoles del Alakrana se recuperan por fin, rodeados de los suyos, después de 47 días de pesadilla. Bermeo, Ondarroa, Sestao, Bilbao, Baiona y Vigo esperaban a sus vecinos desde hace mes y medio, pero los tripulantes quieren digerir a pequeños sorbos el peor trago de sus vidas y, de momento, lo harán con su gente. Del mismo modo que echaron el resto en los peores momentos para lograr la liberación de los marineros, las familias les garantizaron ayer una vuelta a casa tranquila y privada.

Contaron para ello con la ayuda de los Gobiernos vasco, gallego y central, que les protegieron del interés mediático tanto en el aeródromo militar de Torrejón de Ardoz como a su llegada a Loiu y Vigo. El reencuentro entre los marineros y sus familias se produjo en Madrid en absoluta intimidad, sin la presencia de representantes políticos ni flashes. Eran las 8.15 de la mañana cuando la tripulación del atunero aterrizó en la base aérea y se produjo «el momento más emotivo», según transmitieron las familias. El Gobierno vasco y la Xunta de Galicia tenían dispuestos en el aeropuerto sendos aviones fletados expresamente para trasladar a los pescadores a sus respectivas comunidades. Con los tripulantes vascos también volvió a casa el armador del Alakrana, máximo responsable de Etxebastar Fleet.

El vuelo tomó tierra en Loiu a las 10.15 horas. Un dispositivo de seguridad aguardaba la llegada de más familiares en la zona restringida de la terminal de llegadas. Una decena de vehículos privados acudieron a recogerles. Al desembarcar, también les aguardaban la consejera de Pesca del Ejecutivo autonómico, Pilar Unzalu, y el viceconsejero de Desarrollo Pesquero, Jon Azkue.

Por su parte, en Vigo, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, acompañó a los familiares de los marineros gallegos.