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La crisis obliga a más de 2.000 portuenses a recurrir a la caridad

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Dejando a un lado las ayudas para pagar el agua, la luz, el alquiler o la factura de la farmacia, la demanda más repetida es la de alimentos. «Existe un nuevo perfil de demandantes: personas de clase media, con los dos cónyuges en paro, y con serios problemas para pagar la hipoteca, los coches...». Una circunstancia que José Serrato, coordinador de Cáritas, relaciona con la crisis. «La necesidad ha aumentado, cada día viene gente nueva y seguirá así mientras no haya empleo». Si bien existe la picaresca, en Cáritas hay «mucho control». El baremo para acceder a las ayudas está en no más de 500 euros por casa.

Café y calor

Pero no sólo Cáritas reparte comida, también Cruz Roja ha tenido que sumar a su programa Café y calor destinado básicamente a toxicómanos, el reparto de alimentos entre familias que no superen los 400 euros de ingresos. De momento son 36, «y aumentando». Según Juan Ruiz, presidente de la ong, algunos voluntarios incluso se desplazan a los domicilios de los necesitados para ahorrarles el trago de pedir comida. También se están proporcionando pañales, leche de continuación, toallitas... los productos para el bebé no son precisamente baratos. En sólo dos meses, el nuevo programa infantil de nutrición e higiene se ha saturado. Con 29 niños atendidos Cruz Roja ha cerrado el cupo. «No tenemos fondos suficientes».