Economia

General Motors anuncia que despedirá a 10.000 trabajadores de su filial europea Opel

Los sindicatos defienden el pacto suscrito con Magna como «suelo» para cualquier negociación

BERLÍN / MADRID Actualizado: Guardar
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General Motors (GM) anunció ayer 10.000 despidos en Opel tras su decisión de revocar la venta de su filial alemana al consorcio canadiense de componentes automovilístico Magna. El vicepresidente del gigante estadounidense, John Smith, explicó que la reestructuración de la empresa alemana se llevará por delante el 20% de los 50.000 empleos que en la actualidad mantiene en Alemania, España, Bélgica, Polonia y el Reino Unido, donde opera bajo la marca Vauxhall.

John Smith avanzó que la empresa de Detroit presentará «pronto» su anunciado plan de reestructuración para Europa, que será «muy similar» al planteado en su día por Magna, que contemplaba un recorte de 10.500 puestos de trabajo.

El cambio de criterio del fabricante norteamericano causó sorpresa en la planta de Opel de la localidad zaragozana de Figueruelas, que emplea a más de 7.000 trabajadores que ya habían digerido el acuerdo con Magna. Un pacto que limitaba a 900 los despidos y establecía una reducción anual de gastos de 25,8 millones de euros. Los sindicatos no disimularon su agrado ante una decisión que pone en evidencia que Opel es viable a ojos del gigante de la automoción.

Los trabajadores de Figueruelas recibieron mensajes positivos que hacen creer que la nueva estrategia de General Motors sólo puede beneficiarles. El vicepresidente de finanzas de la empresa automovilística, Enrico Digirolamo, aseguró que considera la factoría zaragozana una pieza «clave» en su futura estrategia y recordó que en 2008 su producción alcanzó las 423.000 unidades.

«Ni un milímetro»

El ministro de Industria, Miguel Sebastián, dejó claro nada más conocer las intenciones de General Motors que España «no retrocederá ni un milímetro» en las condiciones pactadas con Magna. Sebastián, que se implicó de forma personal en la negociación con el consorcio canadiense Magna, recalcó que «España no está dispuesta a volver a la casilla de salida» y que el «mínimo aceptable» es el acuerdo suscrito con Magna.

El responsable de Industria se reunió por la tarde en la sede de su departamento con UGT y CC OO y con el Gobierno de Aragón para analizar el nuevo escenario. En ese encuentro se acordó esperar a que General Motors desvele los detalles de su plan de reestructuración antes de adoptar cualquier decisión.

Salvador Salas, secretario general de la Federación de Industria de CC OO de Aragón, explicó que General Motors debe decir cuanto antes «qué es lo que quiere» para «a partir de ahí, reiniciar la negociación». Salas aseguró que «no se puede tirar a la basura» lo ya pactado con Magna, que «debe ser el suelo» en futuras conversaciones. Rogelio Mena, de UGT, coincidió en que «partimos de la base de un acuerdo de mínimos, que es el de Magna, que en cualquier proceso de negociación ulterior tiene que mejorarse». Ambas centrales están de acuerdo en no sumarse a las movilizaciones anunciadas por sus colegas europeos hasta conocer los planes de futuro de la multinacional.

El presidente de General Motors Europa, Carl-Peter Forster, trató de rebajar la tensión con el Gobierno de Berlín y aseguró que el plan industrial planteado por Magna para Opel podría servir como base para la anunciada «reestructuración» de su filial europea. La canciller, Angela Merkel, y el presidente del comité de empresa en Alemania, Klaus Franz, acordaron exigir a la compañía estadounidense que el plan se centre en asegurar el mantenimiento de los puestos de trabajo.

El portavoz de Competencia de la UE, Jonathan Todd, avanzó que Bruselas vigilará que toda ayuda financiera que concedan los gobiernos europeos respete las normas comunitarias y no se use «para imponer condiciones sobre la localización de las plantas de producción en la UE». «Esto es esencial para evitar guerras de subsidios entre los estados miembros», remachó.

En agosto el Gobierno alemán ofreció ayudas, créditos y avales por valor de 4.500 millones de euros a GM para posibilitar la venta y asegurar la supervivencia de Opel, cuya sede y principales fábricas se encuentran en Alemania.

La decisión de la multinacional también causó estupor en Europa. El comité de empresa de Opel en Alemania convocó a los 25.000 empleados de sus cuatro plantas germanas a una huelga en el día de hoy, que espera extender al resto de Europa mañana y el lunes próximos. El Gobierno alemán, que hace unos meses vio con buenos ojos la venta a Magna, reaccionó de forma airada. Contrariado, el ministro de Economía, Rainer Bruderle, calificó de «totalmente inaceptable, tanto para Alemania como para los trabajadores de Opel» la resolución del gigante de Detroit.