EL AVATAR

Pícaros al volante

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Ahora resulta que no todas las ambulancias que hacen uso de las sirenas acuden a una urgencia. Aunque cueste trabajo creerlo está ya comprobado que en Cádiz se recurre casi a diario a esta desafortunada costumbre de encender la sirena. Y el único fin es llegar antes. El colmo de la picardía.

Para utilizar este recurso por tal de evitar los atascos hay que tener muy poca vergüenza, ninguna conciencia y mucha cara. Es lo indispensable para enchufar alegremente la señal acústica por toda la Avenida cuando no es necesario. Esta nueva tendencia es una consecuencia más de nuestro frenético ritmo de vida. Porque lo peor de querer hacerlo todo con tanta celeridad es que somos capaces de perder valores tan importantes como la honradez y la moralidad. Sólo por querer ganar tiempo. Los que actúan de esa forma son unos conductores irresponsables que olvidan que además de engañar a otros pueden provocar algún accidente. Por no hablar del sobresalto que ocasiona a más de uno.

Muchos se transforman al volante. Ignoran los principios básicos para la convivencia de todos los que formamos parte de la circulación diaria. Lo de las sirenas es sólo una circunstancia más que añadir a la larga lista de imprudencias. Todo por la prisa con la que siempre queremos desplazarnos. Que algunos utilicen estas artimañas no debería sorprendernos demasiado. Sólo basta con observar el descarado y agresivo comportamiento con el que muchos se mueven por el asfalto. Lo más grave es que al escuchar ahora la señal de una ambulancia siempre nos quedará la duda.