EL JEME

Mangantes SA

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Este viernes tocaba columna sobre el aborto, mejor dicho contra el aborto. Tocaba hablar de la impresionante manifestación del sábado pasado y decir bien alto que aquello no fue cosa de curas y peperos. Pero habrá que dejarlo para la próxima semana, porque la actualidad se nos presenta irresistible en forma de marabunta desbordada de sinvergüenzas, listos, aprovechados, o mangantes con y sin estilo, tanto, que es la única actividad económica que no acusa la crisis.

En la modalidad «vamos a llevarnos bien.lo que haya que llevarse», el alcalde de El Ejido en unión de lo que en política se llaman fieles colaboradores, tenía montada una estupenda trama de empresas a las que una empresa municipal les subcontrataba un buen número de servicios, con la particularidad de que lo hacía por el doble de su importe, de que los propietarios de dichas empresas eran, casualmente, los fieles colaboradores y de que incluso llegaban a usar los medios municipales para la realización del encargo. Seguro que las más prestigiosas Escuelas de Negocios, incorporan este caso a sus prácticas cuando tengan que explicar el modelo español de prestación de servicios públicos.

En la versión «mejó pa mí que pa ti», dos representantes de la burguesía mas chic de Cataluña se venían dedicando a desplumar al Palau, sorprendentemente de forma poco glamurosa para el pedigrí de los expoliadores. Un saqueo consistente en viajes a playas exóticas y compra de pisos y locales, nada exquisito. Más sorprende que los hayan dejado en libertad sin fianza, a lo mejor resulta que les han hecho la prueba de los huesos y han resultado ser menores. Cualquiera sabe.

En la modalidad «lo mío es mío y lo tuyo es de los dos», el premio siempre ha sido para Hacienda, si bien su tradicional hegemonía se ve amenazada por la voracidad recaudatoria de algunos ayuntamientos, que han debido pensar que puesto que se ha acabado la pasta del ladrillo, toca esquilmar al personal.

Y por ultimo en la sección «¿tú pa qué lo quieres? Mejor me lo quedo yo». Los Albertos, distinguidos miembros de la white collar criminality, perdón de la Jet Society, tras haber sido absueltos porque había prescrito la estafa perpetrada a sus socios a cuenta de la venta de unas acciones, habían decidido reclamarle al Estado por el mal rato que les ha hecho pasar. Deben haber seguido la doctrina Calvo - de doña Carmen, ex ministra- según la cual el dinero público no es de nadie, y que por tanto nadie se iba a mosquear si reclamaban cuatro millones y medio de euros por las fatigas. Puro I+D+I del choriceo fino, porque esto no se le ocurre a cualquiera, este nivel de sinvergonzonería, o bien se mama desde chico en casa, o bien te tienes que gastar una pasta en abogados galácticos. Finalmente nadie, o sea usted y yo, se ha indignado tanto, que este par ha desistido de sus intenciones.

Andalucía, como siempre, a la cola en innovación, aquí seguimos con el formato clásico, «Arfonzo que hay de lo mío», creado por el otro Guerra, Juan, y que tan grato es a nuestra Junta.