Editorial

Estrategia de salida

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El inicio de la tramitación parlamentaria de los Presupuestos Generales para 2010 brindó ayer la oportunidad de que la opinión pública pudiera apreciar las diferencias que frente a la crisis económica dividen al arco parlamentario. El hecho de que el Gobierno de Rodríguez Zapatero haya asegurado la aprobación de las Cuentas públicas para el próximo ejercicio gracias al apoyo del PNV y de Coalición Canaria no despeja más que la variante política de la cuestión, sin que por ello la sociedad española pueda sentirse confiada ante la combinación de medidas fiscales, partidas de inversión y compromisos de gasto que recogen los Presupuestos. El discurso del Gobierno trata de situar los esfuerzos públicos en materia presupuestaria más allá de la crisis; y la vicepresidenta económica, Elena Salgado, no tuvo empacho ayer en defender el proyecto gubernamental como parte sustancial de una «estrategia de salida a la crisis» que trataría de situar las condiciones para que la economía española se introduzca en el camino ascendente de una recuperación sostenida.

Pero tanto la estrechez de miras mostrada por el proyecto de Presupuestos en materia de I+D+i como las limitaciones de la inversión consignada en las Cuentas para el próximo año siguen contradiciendo el discurso gubernamental. Especialmente cuando los datos no certifican que la recesión haya llegado a tocar fondo. Ni las diatribas partidarias respecto a los Presupuestos ni las componendas políticas a las que el Gobierno ha llegado con PNV y CC deberían obviar el problema crucial del contenido presupuestario y de las previsiones en las que se basa. Pero las explicaciones dadas por el presidente Zapatero a la hora de justificar su entendimiento con el PNV denotan hasta qué punto la tramitación de las Cuentas para 2010 se basará en la oportunidad de una confluencia de intereses políticos, y no en un compromiso de fondo sobre la «estrategia de salida» a la crisis, a la se refirió Salgado.