Editorial

Universidad eficiente

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El informe de la OCDE sobre la financiación de la enseñanza universitaria y sobre la reversión de ese esfuerzo ofrece datos elocuentes respecto a la situación en España. El hecho de que cuatro quintas partes del coste de la Universidad para el alumnado sean sufragadas por las arcas públicas refleja la universalización del acceso a los estudios superiores en España, no muy alejada del esfuerzo público que sostiene la enseñanza obligatoria. La generalización del acceso a la Universidad en igualdad de oportunidades ha tratado de compensar las graves carencias formativas y de equidad social que nuestro país arrastró durante décadas. Pero llegados al punto en el que nos encontramos parece obligado reflexionar sobre el peso que la enseñanza universitaria ha de tener en España respecto a otras alternativas de formación, así como sobre el carácter tan marcadamente público de su financiación. Todo indica que sería conveniente estimular la opción de los más jóvenes por líneas formativas más vinculadas con su inserción laboral. También por esto sería necesario corresponsabilizar más a las familias en la financiación de la enseñanza universitaria; al menos condicionando la aportación pública para los estudios de cada alumno en función del rendimiento que éste obtenga de las posibilidades que se le han brindado. Por otra parte, la generalización del acceso a la Universidad ha podido contribuir a la devaluación del aprecio social y de mercado que presentan los títulos universitarios. Sucesivos informes de la OCDE vienen indicando que la diferencia entre los salarios que perciben los titulados universitarios respecto a quienes presentan otros niveles de estudio es menor en España que en la mayoría de los países de nuestro entorno. Un aspecto que subraya la necesidad, a la vez, de revisar el peso de la Universidad en el conjunto del sistema formativo, y de aumentar sustancialmente la calidad media de la oferta universitaria, realzando aquella que ya presentan determinados centros y facultades de nuestro país. Pero el reto al que se enfrenta la financiación pública de la Universidad, es la de mejorar la eficiencia del esfuerzo que se realiza por alumno.