Un curso de protestas

El mal estado del CEIP Federico Mayo saltó a los periódicos cuando las familias decidieron que sus hijos no entrarían más a clase hasta que no les dieran una solución. El pasado 2 de febrero iniciaron una protesta que duró una semana completa y que congregó a las puertas del centro cada mañana a una nutrida representación del barrio reclamando las obras con urgencia.

Los padres llegaron a temer por la integridad de los alumnos e incluso pidieron a las administraciones que les proporcionaran un informe sobre la seguridad del edificio escolar. Entre los manifestantes, otros vecinos del barrio exigían el arreglo inmediato del muro exterior del colegio para que la calle colindante pudiera reabrirse al tráfico.

Entre otras cosas, los padres denunciaron que «la Zona Sur está marginada en todos los aspectos» y aseguraron sentirse «discriminados con respecto a otros colegios de Jerez». Los padres defendieron la gestión y la educación que proporciona el centro, incompatible con el mal estado de las infraestructuras: «Los alumnos salen con muy buen nivel pero hacen que nos sintamos en desventaja», lamentaron las familias.