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Turquía y Armenia normalizan sus relaciones tras casi cien años de confrontación

MOSCÚ Actualizado: Guardar
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Los países del Cáucaso sur, región salpicada en las últimas décadas por numerosos conflictos interétnicos, podrían estar a las puertas de una nueva era de prosperidad y entendimiento. Después de 94 años de confrontación, Turquía y Armenia acaban de dar un paso de gigante hacia la normalización de sus relaciones.

Aunque con tres horas y media de retraso y no pocas fricciones de última hora, limadas sobre el terreno por la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, y por Barack Obama mediante una llamada telefónica a su homólogo armenio, Serge Sarkisián, los ministros de Exteriores turco y armenio, Ahmet Davutoglu y Eduard Nalbandián, terminaron firmando ayer en la Universidad de Zúrich los protocolos que abren la vía al intercambio de embajadas y a la apertura de la frontera, cerrada desde 1993.

Los acuerdos, que deberán ser ratificados en los respectivos parlamentos, contemplan la creación de una subcomisión conjunta de historiadores y expertos para examinar archivos y tratar de hacer un estudio objetivo sobre la matanza que el Imperio Otomano inició contra el pueblo armenio en 1915. Ereván califica aquellos sucesos de genocidio y calcula que en ellos perdieron la vida un millón y medio de personas. Ankara rechaza el término y admite la muerte de sólo medio millón. Estas discrepancias son las que han hecho que las dos naciones vivieran de espaldas casi un siglo.

El aliado del norte

Armenia, cuyas fronteras con Azerbaiyán también están cerradas, ha vivido hasta ahora en un aislamiento casi total. Georgia ha sido su única vía de comunicación por tierra con el mundo exterior, pese a mantener buenas relaciones con Irán, país con el que limita por el sur en una estrecha franja de terreno montañoso. Rusia ha sido su mejor aliado, pero el transporte es sólo posible por vía aérea.

La principal beneficiada, por tanto, de esta nueva situación será Armenia, su comercio y su precaria economía. «La apertura de las fronteras con Turquía nos permitirá un mejor acceso a Europa», admite Alexánder Iskadarián, director del Instituto de la Prensa de Ereván, la capital armenia. El país caucásico podría incluso verse involucrado en los grandes proyectos energéticos de la zona.