MAR DE LEVA

La hora de Sevilla

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Al final, a pesar del suspense de las eliminatorias que recordaban una partida de póker donde se iban bajando los que no llegaban a la puja, ha sucedido no lo que todo el mundo se temía, sino lo que en el fondo se esperaba. La corazonada se quedó en la última parte de la rima. Madrid ha vuelto a quedarse sin su sueño de organizar unos juegos olímpicos.

El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, y los políticos son capaces de hacerlo todas las que haga falta, cuando no niegan con insolente naturalidad la existencia misma de la piedra. En la anterior pugna contra Londres fue la capital inglesa la que se llevó los aros al agua para el 2012, y contra toda la lógica y toda la historia y toda la tradición, que ya advertía que los juegos no se celebrarían dos veces seguidas en el mismo continente, ahí que fueron todos a insistir, encabezados por un alcalde de Madrid arropado por todo el espectro político, por sus rivales y sus enemigos para intentar convertirse en sede para 2016. Uno quiere creer que estas cosas no se hacen por afán personalista, sino porque se sabe de antemano que un caramelo como unos JJ. OO. sirven para darle una manita de pintura a la ciudad y remozarlo todo y ponerlo como nuevo, aunque en estos tiempos que corren, con la crisis que al final es recesión, no sé yo si habría sido una fórmula interesante para poner en marcha el sector ladrillo o si habría sido una locura que habría acabado por llevarse nuestros impuestos recién aumentados. Ve uno por la tele la cantidad de gente que vive de esto y, de verdad, casi se alegra de no tener que pagarles las copas, los traslados y los caprichos. Más lo siente, claro, por los deportistas.

La duda en estos momentos, puesto que las infraestructuras están, según nos dicen, más o menos terminadas, es si la capital de España optará en plan kamikaze a una tercera opción y buscará hacerse con los susodichos juegos nada menos que para 2020, donde es de esperar que buena parte de la clase política que hoy nos da tanto el coñazo se haya jubilado para ser sustituida por gente que de verdad sirva. Somos tan obtusos que no me extrañaría, claro, aunque lo veo improbable. Dos bofetones seguidos tendrían que servir para quitarle las ganas al más pintado. El tren del olimpismo ha pasado de largo por Madrid, y estas cosas marcan y tendrían además que curtir.

Es hora de buscar, si acaso, otra propuesta. Que Madrid haya quedado descabalgada sine die no significa que España tenga que renunciar a organizar por segunda vez una olimpiada. Lo mismo que la solidaridad del resto de los españolitos se ha dirigido a la capital, también se dirigirá, sin duda, a cualquier otra ciudad que lo intente.

Sevilla quiso sumarse hace unos años y, generosamente, dejó vía expedita a Madrid. Ahora, quizá, sería el momento de intentarlo de nuevo. Todo lo positivo que tiene Madrid (clima, horario, instalaciones, etc) puede aplicarse a la capital andaluza. Para 2020 los Juegos tendrán que volver a saltar de continente, y el COI tiene, en el fondo, una deuda con España.

Unos juegos en Sevilla, además, nos vendrían de perlas a nosotros, porque la parte acuática tendría que venir a parar a la costa. Ahora sólo hace falta que nuestros políticos, y los que vayan a tomar el relevo a los políticos de ahora, se pongan manos a la obra. Ya tienen hecho lo mejor: Madrid no anunció su candidatura al son del chotis, sino con música de flamenquito.