Opinion

Engancharse a la recuperación

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E l último informe del FMI, hecho público ayer en la reunión que dicho organismo celebra en Estambul, ofrece una alentadora visión sobre las perspectivas inmediatas de la economía mundial, el inicio de cuya recuperación certifica, al tiempo que sitúa a España a la cola de la reactivación que los distintos países del planeta irán experimentando. Este pronóstico dual del Fondo Monetario Internacional insiste en subrayar los factores que explican las características propias de la crisis española y las dificultades que presenta a la hora de dejar atrás la recesión, subrayando los efectos que el estallido de la burbuja inmobiliaria provocó sobre el empleo. Es éste un aspecto que el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha tratado de soslayar, abundando en la idea de que la crisis financiera global constituía un mal foráneo del que la economía española sería una simple víctima. Sin embargo, el hecho mismo de que el desempleo en España duplique la tasa media europea constituye un indicador demasiado elocuente como para que el Ejecutivo y el conjunto de las administraciones de nuestro país se obstinen en soslayar el carácter específico de nuestra crisis, aunque lo hagan a resguardo de imputaciones partidarias según el color de la formación que gobierna en cada autonomía. A estas alturas resulta completamente estéril escenificar el debate nacional como si optimistas y pesimistas tratasen de demostrar que la realidad coincide con su percepción de las cosas. Ayer el FMI dejó claro dónde se encuentran los factores de debilidad y las oportunidades para la economía española. El organismo internacional ha venido a confirmar que es en el terreno de la exportación donde la economía española puede hallar el punto de enganche más sólido para incorporarse cuanto antes a la reactivación global. La propia constatación de que nuestra industria y nuestros productos siguen manteniendo mercado en el exterior constituye probablemente el dato más positivo para esperar que la recuperación de la economía española no se demore excesivamente respecto a estos primeros indicios de crecimiento a nivel mundial. Sería la única fuerza tractora que podría romper el viciado círculo que conforman el desempleo y el retraimiento del consumo entre los españoles. Todo indica que el problema de la economía española son las dificultades que arrastra para engancharse a la reactivación global.