Ciudadanos

La tensión estalla en la fábrica

Decenas de trabajadores impidieron la salida durante más de una hora del director general, al que finalmente tuvo que escoltar la Policía

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Una «provocación». Así entendió ayer el comité de empresa que el director general de Saint Gobain-Vicasa en España, Ulpiano Gómez Agudo, acudiera a la ciudad para trasladar un cierre «inminente». Sin más. La empresa no se anduvo con medias tintas en su comunicado, y en el encuentro con los delegados sindicales tampoco estuvo muy sutil. Muy poco duró la reunión, pero bastante más el tiempo que Gómez Agudo quedó encerrado en las instalaciones de la Ronda de los Alunados: alrededor de una hora, para al final salir escoltado por la Policía Nacional, que tuvo que romper el candado con el que se había blindado la puerta de salida.

La protesta de los empleados se fue radicalizando a medida que avanzaba una mañana en la que se vivieron momentos de mucha tensión. Primero, las alrededor de 30 personas concentradas en las puertas de la fábrica, que contaron con el apoyo del concejal de IU, Joaquín del Valle -no pudo acudir éste a la junta de portavoces convocada por el Ayuntamiento-, esperaron pacíficamente a que terminara la reunión.

Una vez que ésta concluyó, impidieron la salida del BMW en el que iba Ulpiano Gómez Agudo, a quien increparon duramente. También hubo enfrentamiento, de tipo verbal, con los agentes, ante el amplio dispositivo de seguridad desplegado por la Policía Nacional en las instalaciones.

Llamada a la calma

Posteriormente, el presidente del comité, Antonio Alba, hizo un llamamiento a la calma: «Yo os pido que nos retiremos». Sus palabras tardaron en ser atendidas. Uno de los momentos de mayor crispación tuvo lugar cuando el jefe de Recursos Humanos se acercó a la verja de salida. Los insultos fueron constantes, así como los golpes al cristal de la cabina donde si sitúa el portero.

«Luchamos por el futuro de nuestros hijos, que son jóvenes como vosotros». Los trabajadores trataban de buscar la comprensión de los policías con estas palabras, haciendo alusión además al lema que adorna sus camisetas, en el que piden la lucha por una fábrica que «fundaron nuestros abuelos, en la que trabajaron nuestros padres y que nosotros defenderemos por el futuro de nuestros hijos».

Las decenas de personas concentradas en la puerta se negaban, pasadas ya las dos y media de la tarde, a dejar salir al directivo. Los efectivos policiales rompieron el candado, en el que se había bloqueado la cerradura con silicona. El vehículo pudo salir, no sin antes recibir golpes y manotazos de la multitud enfurecida. El presidente del comité mostró después su distanciamiento con toda protesta que no sea de tipo «pacífico».