IMPRESIÓN PRESCINDIBLE

Salchichas fuera de la ley

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La gente, y los gaditanos por extensión, comen salchichas y cumplen las leyes porque no saben cómo se hace ninguna de las dos cosas. La próxima semana volverá el control sobre las barbacoas de tal suerte que, el que se pase de la raya -que delimita la zona acotada-, se encontrará con el peso de la ley cuando esté con la salchicha en la mano. Las mismas playas en las que se tumbarán, a verlas venir y a verlas pasar, las leyes que regularán el nudismo. La idea es similar: con el mismo peso de la ley se sancionará a quien se salga de la zona de libertad. Hasta 750 euros de multa por un quítame allá esas salchichas.

Pero no quiero ser excesivamente demagogo, sólo lo injusto. Me parece una buena idea la delimitación de una zona de barbacoas. Desde aquí hasta ahí hacemos la vista gorda, como si todos fuésemos primos de un funcionario que nos cuela un papel o de un armado agente de la ley que no nos multa, y no hay norma que valga. Del mismo modo, no entiendo las reticencias, a la altura de esta película de Berlanga que es la vida, al desnudo en las playas. Es un puritanismo hipócrita de una sociedad que va del porno en internet al mírame y no me toques en las relaciones con el vecino, con el compañero de trabajo o con quien se siente al lado en el autobús. No nos da miedo el desnudo, sino la libertad, que el del quinto haga uso de un privilegio que a nosotros nos acompleja. La solución: café para todos y para nadie.

Pero, qué demonios, hoy es sábado y Bisbal nos hará libres, como la verdad, en la misma playa en la que todos, vengamos de Cádiz o de Sevilla, trataremos de ser un poco más felices.