ANÁLISIS

Ventoux

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E lM ont Ventoux pone en jaque la tesis ciclista de que la mejor defensa es un buen ataque. O al menos a partir del famoso refugio que da entrada al infinito pedregal... La culpa de todo esto la tiene el fenómeno que da nombre al monte y que alguno de los competidores de la etapa de ayer tendría a bien estudiar para próximas ediciones.

La teoría reza que cuando la velocidad del viento es superior a 18 km/h y sentido opuesto al de la marcha del ciclista, el segundo ciclista realiza un 30% menos de esfuerzo que el primero, el tercero 35 % menos del que actúa en cabeza y el cuarto en torno a un 40% de energía menos. Así las cosas, el orden de subida en el tramo final fue Andy -que tiraba para su hermano-, Frank, Contador tercero y Armstrong en cuarto lugar.

El esfuerzo era inverso a la posición que ocupaban. En muy pocos puertos podemos observar el fenómeno de cómo esta alineación se mantuvo tan estable a lo largo de varios kilómetros. La teoría previa nos justifica por que sucedió esto. Lo que resulta francamente extraño es que los hermanos Schleck y su autoprocamando como estudioso director, cometan el error garrafal de hacer que Armstrong (a desbancar del tercer puesto) fuera haciendo menos esfuerzo que Frank en los kilómetros centrales y finales del Ventoux.

La estrategia fue nefasta. Y lo fue a la vista de los resultados, por que cuando en la primera parte del puerto debieran haber puesto un ritmo infernal para castigar al rival, se dedicaron a hacer cambios de ritmo, y cuando tenían que haber metido columnas de aire entre Frank y Lance, utilizaron la técnica del alto ritmo regular, mucho mas cómoda para el perseguidor.

No me sorprende este tipo de comportamientos en dos hermanos que aúnan en el mismo organismo la capacidad de un rendimiento espectacular tanto en clásicas, carrera de una semana, como grandes vueltas, con una impresionante capacidad para acumular segundos, terceros, cuartos y quintos puestos.