Lola, de 49 años, prefiere aprovechar la tranquilidad del Paseo Marítimo para disfrutar de su lectura. / MARÍA S. NIETO
RECOMENDACIONES: LOS LECTORES

Libros y arena

Gaditanos y foráneos aprovechan los días de vacaciones para leer a la orilla del mar

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En un lugar de la playa, de cuyo nombre no quiero acordarme...se leen las mañanas, como se lee también la brisa marina y los colores del atardecer sobre el mar. Y es que ya son muchos los que disfrutan la playa entre líneas, sin perder el hilo de la historia.

Este verano, caluroso donde los haya, oriundos y foráneos visitan las playas gaditanas y aprovechan los días de vacaciones para leer las últimas novedades publicadas, los best sellers más leídos y aquella novela que tenían aparcada en la mesa de noche. No hay mejor alternativa para dejar atrás la superpoblación de las calles, la caducidad de la televisión y la desidia de las tardes de sofá y ventilador, que escaparse a la playa, toalla y marcapáginas en mano, a imbuirse uno en una buena historia policíaca, donde la protagonista lee libros de matemáticas por gusto en sus ratos libres, o vivir la Guerra Civil y sus vericuetos, desde la mirada de una joven que narra el exilio de sus abuelos en Francia.

Decía Isabel Allende en su obra más intimista, Paula, que toda novela es un viaje hacia el interior del escritor, hacia lo más profundo de su ser, y que la creación literaria podía asemejarse a parir un hijo. Nada más y nada menos.

Así pues, a través de los libros, se pueden conocer los secretos, las virtudes y los desengaños de aquellos maestros de la palabra que han tenido oportunidad de poner por escrito sus sentimientos y su memoria, los avatares que perfilaron sus biografías o la asombrosa y súbita explosión de su imaginación. Siempre y cuando, los libros no tomen vida propia, porque, en ocasiones, se les escapan de las manos a sus autores, alcanzando cotas de éxito inimaginables por sus creadores, e incluso, perduran a través de los tiempos. Francisco Umbral comentaba de su novela más aclamada, Mortal y Rosa: «No sé lo que puede pasar, porque el libro tiene más vida que yo».

Así pues, todos los mundos concebibles y ninguno son los que se abren ante un lector atento, como si del horizonte se tratara. Según Rosa Montero, en La Loca de la Casa, «las novelas son los sueños de la Humanidad» y es por esto que, como en una playa mezcla de palabras y arena, las historias se multiplican con las olas en las cabezas de sus autores, toman cuerpo en las páginas y así se enredan en las conciencias de espuma de cada lector.

Lectores (y muchos) disfrutan estos días de mar y libro, en la céntrica playa de la Victoria. David, de 31 años, lee La Reina del Sur, de Arturo Pérez-Reverte, confesando que nunca antes había leído nada del creador del Capitán Alatriste, sin embargo, este primer contacto con el escritor le está impresionando. Unos pasos más allá, Ana, de 23, está entusiasmada con Crepúsculo, el cual está a punto de acabar y afirma que está dispuesta a continuar con la saga.

En la playa de Cortadura, Juan Carlos, de 25 años, lee lo último de Carlos Ruiz Zafón. En la Caleta, hervidero de gaditanos de pro, Felipe, de 65 años, lee con orgullo y valentía, un libro sobre su ciudad natal, Sevilla, mientras su nieto dormita a sus espaldas, bajo la sombrilla.

La playa está tomada por los libros. Y por eso, desde el Ayuntamiento se lleva a cabo la iniciativa Un mar de actividades, que propone una alternativa deportiva, cultural y de ocio, a pie de toalla. Como novedad, se ha instaurado en el módulo Malibú de la playa de la Victoria,una biblioteca en la Playa y se llevará a cabo un taller de animación a la lectura para niños de entre 4 a 14 años.

Así pues, todo está preparado para que los lectores empiecen a escoger título y playa.

Como menú de sugerencias para aquellos que aún estén indecisos, los libros más vendidos de este verano son, entre otros: la saga Millenium de Steig Larsson, reina indiscutible de las tardes entre líneas. Otra saga, Luna Nueva, Eclipse y Amanecer, de Sthepanie Meyer, secuelas de Crepúsculo; Tengo ganas de ti de Federico Moccia; Gomorra, de Roberto Saviano; y El Fuego, de Katherine Neville, que sigue la estela de éxito de El Ocho.

Ana María Matute, cuya última novela Paraíso Inhabitado es tá desde diciembre en todas las librerías del país, decía imaginar aventuras trepidantes hasta que se dormía. Por otro lado, Gabriel García Márquez, autor de la ya calificada como la mejor novela del siglo, Cien años de soledad, afirma que nunca relee sus obras, «porque le da miedo». Otro de los grandes, Jorge Luis Borges, se proclama lector, antes que escritor. Dice, tajante: «Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mi me enorgullecen las que he leído».

La tarea del lector es más complicada, si cabe, que la del escritor. Como escribía Millás en sus Articuentos, «el lector es tan responsable de lo que lee como el escritor de lo que escribe». Es labor del lector construir y hacer suyas las historias de esas páginas. Ése es el verdadero misterio de la Literatura, la magia que esconden siglos y siglos de palabra escrita, que hacen de cada narración una historia particular. Un mar agitado de vidas singulares, de relatos fluctuantes que acaban mezclándose con la arena al son de la marea. Este verano, la playa se abre para acoger a todos aquellos que estén listos para disfrutar de los libros.

Queridos lectores: pues pasen y lean.