El terrorismo vuelve a Indonesia

Faltaban pocos minutos para las ocho de la mañana y las cafeterías de los lujosos hoteles Marriott y Ritz Carlton, situados uno junto a otro en el elegante distrito financiero de Yakarta, eran ya un hervidero de huéspedes. Ajenos a lo que les esperaba, turistas y hombres de negocios como el neozelandés Timothy David Mckay, presidente de la cementera PT Holcim Indonesia, se disponían a tomar el desayuno o empezar sus reuniones.

Una jornada cuyo final no llegarían a ver porque, tras cuatro años de relativa calma, el terrorismo islamista volvió a reaparecer ayer en el sudeste asiático para golpear al turismo en Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo con 235 millones de habitantes.

A las 7.45 de la mañana (2.45 de la madrugada en España), una potente explosión reventaba el restaurante situado en el sótano del Marriott. Dos minutos después, y sin apenas tiempo para recuperarse del susto, otra detonación en la cafetería del contiguo hotel Ritz hacía saltar por los aires los cristales y reducía la fachada a un amasijo de metales en medio de una nube de humo y escombros.

«Escuché dos bombazos muy fuertes y luego vi a la gente huir», explicó a la agencia France Presse Eko Susanto, un guardia de seguridad, mientras Alex Asmasubrata, que hacía jogging en los alrededores, aseguró a AP que «era horrible porque había cuerpos por el suelo, alguno sin estómago, y los heridos estaban cubiertos de sangre y se les caía la piel a tiras». Uno de ellos es Cho In-Sang, un surcoreano de 50 años que se encontraba en el Ritz y fue trasladado al hospital con lesiones en brazos y piernas. «De repente el techo se derrumbó y escuchamos un ruido enorme», indicó al ser evacuado del elitista barrio de Kuningan, la zona de negocios de Yakarta.

Sin víctimas españolas

Según la Policía, en las acciones coordinadas murieron al menos nueve personas, siete en el Marriott y dos en el Ritz. Además, las explosiones dejaron unos 40 heridos, de los cuales 17 son de diversas nacionalidades: estadounidenses, australianos, británicos, italianos, holandeses, noruegos, indios, surcoreanos y chinos de Hong Kong. Según informó desde Madrid el Ministerio de Exteriores, no hay ninguna víctima española.

Al parecer, entre los fallecidos hay dos terroristas suicidas, que habrían conseguido introducir unas potentes bombas de fabricación casera alojándose como huéspedes en los hoteles. La Policía encontró un artefacto sin estallar, explosivo químico y varios detonadores en la habitación 1.808 del Marriott, el centro de control desde el cual se prepararon los ataques.

Aún no se sabe cómo los terroristas lograron introducir en ambos establecimientos las bombas, ya que todos los hoteles de lujo y lugares de ocio de Indonesia, como la popular calle de los bares de Yakarta, están blindados con detectores de metales y guardias de seguridad. En unas imágenes de las cámaras del Ritz se ve a uno de los autores, que, con una gorra de béisbol, arrastra una maleta hacia la cafetería. A continuación, una bola de fuego inunda la pantalla.

Los atentados han supuesto un mazazo para el Gobierno indonesio y su presidente, Susilo Bambang Yudhoyono, recién reelegido en los comicios celebrados la semana pasada gracias a la estabilidad que había traído al país. «Los que han llevado a cabo este ataque y quienes lo planearon serán arrestados y procesados de acuerdo con la ley», prometió un sombrío Yudhoyono, quien calificó a los terroristas de «crueles e inhumanos».

Mientras, su ministro de Seguridad, Widodo Adi Sucipto, reconocía abiertamente que estos atentados «han roto la atmósfera de tranquilidad que reinaba en el país desde hacía varios años».

A la espera de que se noten los efectos de los sucedido sobre el turismo, el Manchester United suspendió ayer el partido amistoso que tenía previsto jugar en Yakarta dentro de su esperada gira asiática. Curiosamente, el club inglés iba a alojarse en el Ritz, pero tendrá que esperar a mejores tiempos para volver a la, de nuevo, convulsa Indonesia.