El presidente del PP, Mariano Rajoy, con Ana Mato, Javier Arenas y el alcalde de Roquetas, Gabriel Amat (a su izquierda), ayer, durante la clausura de la escuela de verano de los populares en la localidad almeriense. / EFE
ESPAÑA

Rajoy calla y el PP aplaude

Los populares valoran la celeridad del Supremo

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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La imputación provisional de Luis Bárcenas y Jesús Merino no ha movido ni un ápice la posición de del PP, que sigue firme en la defensa de su inocencia y los mantiene en sus cargos. Los dirigentes populares que están deseando librarse del tesorero tendrán que esperar a que el Tribunal Supremo decida solicitar el suplicatorio para imputarle porque Mariano Rajoy dejó claro que no cambiará de posición ni dejará que «el ruido» le distraiga de sus prioridades.

La dirección nacional del PP recibió con satisfacción la celeridad con la que el instructor de la causa Gürtel, Francisco Monterde, atendió las demandas de Bárcenas y Merino para presentar sus alegaciones y poder defenderse. La secretaria general, Dolores Cospedal, dijo a los periodistas que la citación del Supremo es «una buena noticia» y expresó el contento de su partido por el hecho de que «por fin puedan utilizar su derecho a defenderse y declarar después de tanto tiempo».

El vicesecretario de Política Autonómica, Javier Arenas, celebró la decisión del juez porque será una oportunidad para que «los compañeros puedan defender su inocencia». Al término de las clausura de la escuela de verano del PP en Roquetas de Mar, Arenas confió en que las declaraciones de Bárcenas y Merino ante la Justicia permitan que «se acabe de una vez por todas con las filtraciones», informa Eunate Serrano.

Un portavoz oficial del partido explicó que la «imputación provisional» de los dos aforados es coherente con el procedimiento y «resulta lógica porque se les tiene que citar en calidad de algo». «Si la imputación tuviera un contenido acusatorio se habría pedido el suplicatorio previamente», añadió. Sobre todo, el PP está satisfecho por la forma en que el Tribunal Supremo está instruyendo la causa, por su agilidad y el rigor con el que lleva el procedimiento sin permitir que se produzcan filtraciones previas a la publicación de sus decisiones.

La decisión de Monterde también fue recibida con alivio en la sede del partido opositor porque le permite atisbar un inmediato desenlace del proceso si el instructor resuelve sobre el suplicatorio tras la declaración de los aforados, la próxima semana. La tensión interna hace mella en los populares, que se ven enfrentados desde la misma dirección donde conviven los partidarios del cese inmediato del tesorero y quienes prefieren esperar a que avancen los trámites y resulte imputado formalmente para pedirle la renuncia.

El líder del PP no se inmutó por el nuevo paso del Supremo que afecta a Bárcenas y Merino. Ni siquiera se dio por enterado de su citación y la imputación provisional de ambos aunque, durante su intervención en la escuela de verano de Roquetas, aludió al caso 'Gürtel' sin citarlo. «Tenemos que distinguir entre el ruido y lo que es verdaderamente transcendente», dijo e insistió en la conveniencia de fijar objetivos políticos en virtud de los intereses de los ciudadanos sin distraerse pensando «en lo que están otros». «Surgirán otras cosas -apuntó en una nueva referencia velada a los asuntos de actualidad que tienen al PP en el punto de mira- y ya nos iremos manejando pero no debemos olvidar nunca nuestros objetivos».

Para serenar las aguas revueltas de la organización que preside, agitadas por la resistencia del tesorero a abandonar el cargo, Rajoy exhibió los dos éxitos electorales sucesivos que ha obtenido en los comicios gallegos y en las elecciones europeas porque «partimos de una buena base y es que el PP está más unido y cohesionado que nunca». A quienes se quejan de su liderazgo y discrepan de la forma de afrontar los casos de corrupción, les recordó la difícil trayectoria que tuvo que recorrer desde que perdió las elecciones generales en 2008 y apuntó que, a la vista de los resultados, se puede afirmar que «no hemos hecho mal las cosas y, en realidad, las hemos hecho bastante bien». Como hizo cuando empezaron a surgir las críticas por su pasividad ante el caso Gürtel, intentó convencer a los suyos de que están en el buen camino. «Vamos bien -afirmó- aunque a algunos no les guste porque ya se sabe que nunca llueve a gusto de todos».