Rodríguez Zapatero posa con Félix Sanz Roldán, cuando era jefe del Estado Mayor de Defensa. / EFE
ESPAÑA

Sanz Roldán acometerá sin purgas la reestructuración de los servicios secretos

El nuevo director del CNI deberá hilar fino para restaurar la disciplina

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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El nuevo director de los servicios secretos tendrá una labor «compleja», pero sabrá tomar las decisiones oportunas para que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) funcione con «normalidad». Con esta declaración de intenciones, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega dio la bienvenida al general Félix Sanz Roldán al frente de los servicios de inteligencia. El ex jefe del Estado Mayor de la Defensa ha recibido el encargo del Gobierno de restaurar la disciplina y pacificar la rebelión interna que dinamitó el mandato de su predecesor.

Sanz Roldán tomará posesión de su cargo el lunes en el Ministerio de Defensa y tendrá carta blanca para modificar el organigrama directivo y fichar a personal de su confianza, pero sin realizar purgas masivas, como pretendía el dimisionario Alberto Saiz para cegar las filtraciones internas que sacaron a la luz sus presuntas irregularidades con fondos públicos.

Fuentes gubernamentales confirmaron que Saiz llegó a presentar antes de irse un plan de depuración que hubiera afectado a unos 60 agentes. Fue su última baza para 'limpiar la casa' de elementos desleales. Zapatero y Chacón respondieron con un no rotundo porque quien había creado el problema, Saiz, no podía encarnar la solución.

Con este clima enrarecido deberá campear Roldán. El teniente general tendrá que hilar fino para apaciguar los ánimos y recomponer las heridas internas. Un cometido que, salvando las distancias, ya realizó cuando fue el emisario del Gobierno para la difícil tarea de reconstruir las relaciones militares con Estados Unidos tras la retirada de España de Irak.

Uno de los desafíos del nuevo jefe de los espías será dar una salida a los agentes descontentos. Las peculiaridades de un organismo endogámico, al que se accede por selección y en el que, por regla general, lo normal es hacer carrera hasta la jubilación, complican cualquier depuración. Por ello, uno de los asuntos que podría plantear Sanz es una reforma del régimen interno que permita restaurar la disciplina en el centro.

Terrorismo

Los 37 cambios en cinco años que realizó Saiz, desde subsecretarías hasta jefaturas de área, provocaron un terremoto en los servicios secretos con el que ahora tendrá que apechugar su sucesor. Saiz fue capaz de fulminar una de las columnas vertebrales del espionaje, la división de lucha antiterrorista, con el objetivo de aplacar los «problemas personales» entre los jefes de inteligencia y el de operaciones del CNI, según reconocen fuentes conocedoras del caso.

Por esta circunstancia, volver a recomponer esta división, que trabaja en contacto con el Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista -y a la que se le han reconocido éxitos recientes como la detención en Francia del jefe militar de ETA, 'Txeroki'- será uno de sus primeros cometidos. Pero no el único. El jefe de los espías deberá recomponer el despliegue de los servicios secretos en lugares tan sensibles como Marruecos o Cuba, después de varios episodios sangrantes que dejaron al descubierto a los servicios secretos.

Del país magrebí fueron expulsados, hace pocos meses, dos 'antenas' (agentes) en Nador y Tetuán, mientras que el régimen castrista puso de relieve la implicación del CNI en la reciente caída de dos 'pesos pesados' del Gobierno, el vicepresidente Carlos Lage y el ministro de Asuntos Exteriores Felipe Pérez Roque.