ISRAEL SOTO CAMARERO

«Ese dinero venía bien para pagarnos el café y el tabaco»

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El Bar Gonzalo no es precisamente el mejor lugar para calibrar la profundidad de la crisis. La relación precio-calidad de su pescaíto frito atraen a diario a multitud de gaditanos y turistas. Aunque coger mesa continúa siendo toda una hazaña en verano, el bajón de las propinas sí se hace notar en este duro 2009. Cuando alguien deja bote, los camareros tocan una campana que hay tras el mostrador. Uno de ellos, Israel Soto, cuenta que antes «casi el 70% de quienes venían a comer se dejaban caer». Ahora sus estimaciones reducen las propinas hasta el 40% aproximadamente. Las cantidades también son algo menores. «Ese dinerito nos venía muy bien para, por ejemplo, pagarnos el café y el tabaco», comenta. El bote del bar ha entrado en crisis.

Según los más asiduos, antes la campana sonaba continuamente, mientras que ahora lo hace poco más de dos ocasiones al día, de manera que de lunes a jueves suena «como en fin de año, unas doce veces». Los fines de semana la cosa mejora notablemente: la campana suena más de cinco veces cada jornada.