EL CANDELABRO

'Chubasqueiro'

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Nereida Gallardo, ahí donde la ven (desde ayer, en la portada de 'Interviú'), es lo que se dice una mujer despechada, por más que su imagen lo desmienta... Cristiano Ronaldo salió con ella ocho meses para plantarla al final con un brevísimo sms. Y, claro, ella esto lo explota todo lo que puede. Pero no lo perdona. Que te planten por e-mail ya debe de ser muy duro, pero por sms ('Nada, kemos akabao') tiene que sentar como una puñalada en el corazón. Aunque en el caso de Nereida, lo de la puñalada en el corazón es prácticamente inviable por la abultada coraza de silicona que lleva.

Gallardo es de esas chicas que cada vez que van a hacerle una confidencia a un periodista se sienten en la obligación de quitarse la ropa. No sé si lo hacen para ponerse cómodas antes de entrar en materia o porque es su forma literal de entender la verdad desnuda. Cuenta Nereida, en su 'descarnada' confesión, que su relación con Cristiano Ronaldo no prosperó por culpa de la madre del futbolista, a la que pinta (¡Oh, pena! ¡Oh, grande saudade!) como una especie de madre de Güiza a la portuguesa. Por lo visto, esta señora no tragaba que su hijo (a quien no por casualidad bautizó con el pío nombre de Cristiano, dando lugar sin saberlo a un nuevo cristianismo) saliera con una señorita que había posado en 'topless'. En los enfrentamientos entre la madre y el hijo, siempre según la versión de Gallardo, hubo más que palabras y llegaron a volar televisores (imagino que de plasma, y carísimos).

Con todo, la información más valiosa (para las que vengan detrás) es que el fogoso Cristiano, en la cama, no se pone nunca 'o chubasqueiro'. Y un hombre rico y famoso sin esa prenda se expone a una prueba de ADN. «Si hubiera querido aprovecharme, habría tenido un hijo con él», razona, tiernamente maternal, Nereida. Y en sus palabras se adivina que todavía se está arrepintiendo.