Uno de los detenidos al llegar a los juzgados. / M. GÓMEZ
CÁDIZ

La pandilla de vándalos causó daños por más de 100.000 euros

Sólo uno de los 16 detenidos fue enviado a prisión; el resto está en libertad con cargos

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Un ciudadano medio se hipoteca durante 30 años o más para hacer frente al pago de una vivienda que le cuesta más de 100.000 euros; y ese importe aproximado es lo que han generado en gastos los 16 jóvenes apresados en las últimas semanas por la Policía Nacional por causar distintos actos vandálicos en la capital. La fechoría más antigua que les imputan fue perpetrada en junio de 2006. En total, seis gamberradas que sólo le ha valido la cárcel a uno de ellos, el resto se encuentra en libertad con cargos.

Las primeras estimaciones apuntan a que los daños que generaron al incendiar un fotomatón de la calle Asdrúbal o destrozar el interior de un concesionario de la Zona Franca sumarían más de 100.000; sin embargo es una cantidad aproximada, ya que algunos de los afectados no habían podido hacer una evaluación exacta de lo que perdieron. A día de hoy sólo se sabe con certeza, gracias a los informes presentados por las víctimas, que en el concesionario se perdieron más de 30.000 euros en destrozos y otros 15.000 en el fotomatón.

Aunque la Policía sólo ha podido vincular a estos jóvenes con la quema de tres coches en Zona Franca -dos de ellos ardieron en los aparcamientos del Maxi Día y otro frente a un concesionario-, el incendio de la plaza Asdrúbal, el robo en una panificadora de la calle Tarifa y en la clínica Asepeyo y los destrozos en el interior de un concesionario oficial Ford, los agentes tienen sospechas bien fundadas de que esta pandilla fue también la causante de pintadas en la vía pública y otras 'hazañas' menores como desperfectos en el mobiliario urbano. Sin embargo, la falta de denuncias en algunos casos o de pruebas consistentes les ha impedido sumarle estos hechos a la ya de por sí larga lista de cargos que pesan sobre ellos.

Dos menores

Las consecuencias legales que les ha traído esta sucesión de fechorías ha sido la libertad con cargos a excepción de uno de ellos, a quien la Policía le considera cabecilla de la pandilla junto a otro de los imputados que no ha pisado la cárcel. Además, dos de los apresados eran menores de edad cuando ocurrieron los hechos, por lo que tendrán que ser enjuiciados por otra jurisdicción.

Los integrantes de la pandilla fueron cayendo en manos policiales a raíz de las primeras declaraciones efectuadas por los cinco jóvenes que fueron apresados el cinco de mayo. Otros cinco fueron detenidos el pasado día 18 y al resto lo detuvieron este lunes. La actitud colaboradora de algunos, que llegaron a confesar y aportar datos, contrastó con la de otros que se acogieron a su derecho a no declarar. Esta forma diferente de afrontar una detención también coincide con el perfil heterogéneo de los imputados: desde clase media acomodada, a jóvenes con menos recursos. Pero todos movidos por un ánimo de diversión, que no de lucro, muy reprobable.

stubio@lavozdigital.es