«Es triste que los jóvenes sólo aspiren a ser funcionarios»

Es un emprendedor de raza que lleva en las venas el ser empresario. Comenzó su andadura empresarial con 18 años montando una gestoría y ahora dirige Abance, una empresa de ingeniería naval. A sus 65 años, Carlos Campoy ha sido elegido mejor empresario del año por la Asociación de Empresarios de El Puerto. Antes, fue concejal de UCD durante la primera legislatura de la democracia.

-¿Qué es lo que más le atrae del mundo empresarial?

-Es un mundo muy bonito porque uno se siente libre, de forma que sus éxitos y sus fracasos dependen casi exclusivamente de uno mismo.

-¿Cómo ve el panorama empresarial en la ciudad?

-Muy complicado, para mí es muy triste que muchos jóvenes aspiren a ser funcionarios y no piensen en montar un negocio.

-¿Qué le aconsejaría usted a un joven que quiera ser empresario?

-Que luche mucho. En este mundo hay que tener constancia y saber aguantar. Muchas veces, el que resiste gana.

-¿Cuáles son las principales cualidades que debe tener un emprendedor?

Visión de futuro y capacidad de adaptación a los tiempos

-¿Tiene algo de positivo la crisis económica?

-Casi todo es muy negativo, pero yo soy de los que cree que los tiempos de crisis son también de oportunidades. Lo menos malo de la crisis es que en algunos sectores de mercado saturados permanecen sólo las más competitivas.

-¿Qué sectores productivos debería desarrollar El Puerto para crecer económicamente?

-Creo que debe reafirmarse en el turismo pero de forma original. Hay que mejorar nuestras infraestructuras y utilizar nuestro valioso patrimonio y nuestra historia para combatir la estacionalidad. Los polígonos industriales también pueden traer muchos beneficios.

-¿Qué pediría al Gobierno en lo que respecta a su política empresarial?

Más ayudas a las pymes, que son las realmente mantienen al país. Ellas nunca se van a otros países por pagar salarios más bajos como hacen las multinacionales.

-¿Cómo recibió el premio de sus compañeros de asociación?

-Al principio quise rechazarlo porque creo que hay montañas de personas que se lo merecen más que yo, pero finalmente me convencieron para aceptarlo. Me siento muy agradecido. Y muy orgulloso de que se hayan acordado de mí.