EDITORIAL

Burla extremista

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El apoyo de la ilegalizada Batasuna a la candidatura para las elecciones europeas Iniciativa Internacionalista, anunciado por Arnaldo Otegi y Rafa Diez Usabiaga, ha venido a confirmar todas las sospechas sobre las connivencias entre la lista encabezada por Alfonso Sastre y la izquierda abertzale sujeta al dictado etarra. Ello en ningún caso pone en entredicho la resolución adoptada por el Tribunal Constitucional, cuyo contenido trataba de preservar el derecho a la participación política como prerrogativa que sólo podría quedar en suspenso en el caso de que se presentaran las pruebas requeridas para la aplicación de la prohibición establecida por la Ley de Partidos. Pero atestigua que la izquierda abertzale ha logrado esta vez, directa o indirectamente, salvar los impedimentos con que se ha topado en anteriores convocatorias electorales, sirviéndose del carácter garantista de un sistema democrático del que reniega y al que pretende echar abajo. La sorpresa mostrada por Alfonso Sastre ante el hecho de que el Alto Tribunal dé vía libre a una plataforma “revolucionaria” no entraña el reconocimiento del sistema constitucional, sino que más bien refleja la jactancia por haber sorteado los obstáculos legales. La expresa referencia de Otegi y de Diez Usabiaga a Sastre a la hora de llamar al voto a Iniciativa Internacionalista no es más que la muestra palpable de una complicidad de décadas entre el dramaturgo y la izquierda abertzale etarra. La eventualidad de que dicha sintonía contribuya a afianzar la posición de los sectores más moderados de la trama extremista, frente al núcleo duro de ETA, pertenece al terreno de la especulación. Porque mientras las personas reconocidas públicamente como dirigentes de Batasuna no expresen ni siquiera reservas respecto al terrorismo, todo voto depositado siguiendo las directrices de la izquierda abertzale constituirá un apoyo expreso a la perpetuación de ETA. Las palabras de repudio expresadas por los portavoces del PP frente a la provocadora comparecencia de Otegi contrastaron ayer con la satisfacción mostrada por algunos dirigentes nacionalistas y, sobre todo, con el silencio que mantuvieron la dirección socialista y el Gobierno. Solo cabe desear que la burla al Estado de derecho no lleve a la trama terrorista a hacerse presente durante la campaña mediante la expresa utilización de la violencia.