La cultura andaluza

No me parece demasiado justa la fama que tenemos los andaluces. Aquello de que somos unos vagos, graciosillos y bailaores innatos de flamenco. Puede que nos lo hayamos ganado a pulso casi tanto como la de tacaño los catalanes, brutotes los vascos o chulos los madrileños, pero lo cierto es que no creo que lo merezcamos. Quizás la cultura andaluza sea mal entendida por el resto de españoles.

Vaya por delante que no me considero cualificado para levantar la voz demasiado alta con este asunto, pues si no recuerdo mal, nunca he pasado más de un mes lejos de Andalucía. Pero sí creo que más allá de nuestras fronteras se confunde al vago con aquel que trabaja para vivir y no vive para trabajar.

El otro día escuchaba que puede que nuestro problema sea que lo decimos demasiado, que nos jactamos de contar lo bien que nos lo hemos pasado en nuestras ferias, disfrutando de nuestras playas o paseando a lo largo de nuestra eterna primavera, pues el clima andaluz tiene mucha culpa de la cultura del ocio de esta tierra. Por ello, tampoco habría que descartar que aquel que critica la supuesta vagancia del andaluz, simplemente se encuentre recarcomido interiormente de la envidia.

Todo esto lo escuchaba no hace mucho realizando un poco de ejercicio -zapping, exactamente- y topándome con la tan criticada últimamente Canal Sur.

La pelea que el xerecismo mantiene con el canal autonómico va camino de ser tan histórica como el ascenso del conjunto jerezano. El último capítulo lo protagoniza el mismo Joaquín Morales. El nazareno dice negarse a jugar su partido el sábado, pero la cosa es que con su petición, la hipotética celebración también podría perder emoción al lograr subir sin tan siquiera tener que jugar. Las cozas.