Villa, el cazador

Si David Villa tuviera la necesidad de reencarnarse en un animal, seguro que elegiría el león. El guaje es un especialista del gol, ha hecho del área su hábitat natural y en esa zona, como en la selva es una cuestión de supervivencia, comes o serás comido. Tiene la mirada del asesino, la velocidad del depredador, utiliza una sorprendente gama de estrategias para cazar y seguir viviendo; sin embargo sus presas no están de ninguna manera desvalidas, también luchan por sobrevivir defendiéndose como pueden. El resultado de cada pelea nunca se conoce de antemano.

Esa capacidad para sobrevivir, ese instinto casi primario, es lo que ha hecho grande a Villa, y en el área, el mejor. Siempre tiene una coartada para el gol, siempre maneja argumentos demoledores contra el rival.Villa es un jugador eléctrico, vertical; su velocidad de cara a la portería contraria es directamente proporcional a su determinación, sus carencias a su ambición. Hay delanteros que necesitan como el aire para respirar el trabajo de sus compañeros, sus pases, sus centros; otros como el guaje han aprendido a ganarse la vida solos, a crearse sus propios espacios, sus jugadas, sus perfiles y sus goles. Esa mezcla de seda y acero han hecho grande, muy grande la figura de este goleador, que no ha dejado de crecer.