En la imagen, el presidente durante su intervención en el Congreso./ Reuters
análisis político

Ganar tiempo

Zapatero ha proyectado durante su intervención en el Congreso la imagen de un gobierno propositivo y voluntarioso para invertir la tendencia desfavorable

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Las previsiones decían que el presidente Zapatero se enfrentaba hoy al debate más difícil, en la situación económica peor que se pueda imaginar y en una posición política ciertamente inestable, con la perspectiva de que las próximas elecciones europeas puedan complicar aún más el desarrollo de la legislatura. Ante esta situación, la estrategia de Zapatero ha consistido en proyectar la imagen de un gobierno propositivo, voluntarioso, que mira hacia adelante. El presidente parece querer ganar tiempo, para invertir la tendencia desfavorable, cuando las condiciones hayan mejorado.

En este sentido, su discurso ha intentado anticipar y desmontar la crítica según la cual el Gobierno, que no ha visto venir la crisis, la ha negado y no hecho nada para evitar sus efectos. A partir de ahí, el presidente ha dedicado tres cuartas partes de su discurso a desgranar el listado de iniciativas en las que debería materializarse un nuevo modelo de crecimiento económico, capaz de generar empleo de calidad y sostenible. Este bloque de su intervención se ha cerrado con la oferta solemne -algo retórica y vaporosa- de un pacto para la recuperación económica con las demás fuerzas políticas, los agentes sociales y las comunidades autónomas.

Podemos valorar esta estrategia en función de los últimos movimientos de la oposición. Ayer mismo, Mayor Oreja, cabeza de lista del PP a las elecciones europeas, lanzaba el mensaje del fin del ciclo político de Zapatero. La insistencia en el diálogo y el acuerdo con la oposición busca probablemente reducir el espacio para la consolidación de ese ciclo político nuevo. La batería de medidas que propone -sea cual sea su credibilidad- pone la pelota en el tejado de la oposición, obligada a desmarcarse de ellas. Esto puede tener sus costes, sobre todo porque muchas de las medidas propuestas es previsible que tengan un notable apoyo social. Más allá de los excesos argumentales socialistas sobre la insensibilidad de la política económica de la derecha, Zapatero toma la iniciativa en este terreno e intenta recortarle a sus adversarios el margen de maniobra.

El resto del discurso contiene un elenco de los temas en que el Gobierno se considera políticamente fuerte. Zapatero ha dedicado poco más de dos minutos, sin especiales sorpresas y por orden, a la política exterior, a la Administración de Justicia, a la financiación autonómica y a las reformas en materia de derechos y libertades, incluyendo obviamente la referencia al aborto y la extranjería. Aquí se incluye también la mención a los recientes éxitos policiales en materia antiterrorista. El cierre sobre el “compromiso fundamental” del proyecto socialista por la cohesión social no deja demasiado espacio a la polémica. La pregunta es si este compromiso va a ser suficiente para mantener en lo que resta de legislatura la imprescindible cohesión en el electorado socialista.