editorial

Sintonía reforzada

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L a XXI Cumbre hispano-francesa ha reflejado la clara mejoría que ha experimentado la relación bilateral en el terreno político, concretada en la ampliación de la colaboración policial frente al crimen organizado, el compromiso adquirido por el Gobierno galo respecto a la presidencia española de la UE en 2010 y la reiteración del apoyo a nuestro país para que esté presente en la próxima reunión del G-20 en Nueva York. Pero junto a ello, y en el terreno económico y de infraestructuras, el encuentro no fue más allá de constatar la marcha de los planes para la interconexión eléctrica y la ferroviaria. El primer viaje de Estado de Nicolas Sarkozy a España ha proyectado tanto hacia la opinión pública española como hacia la de su país la existencia de estrechos vínculos de amistad y cooperación a ambos lados de los Pirineos. Vínculos que durante el mandato de Sarkozy han ofrecido inestimables frutos en la lucha contra el terrorismo etarra y en el reconocimiento mutuo entre la democracia española y las instituciones de Francia. La cerrada ovación con la que el Congreso de los Diputados saludó el compromiso de Sarkozy frente a ETA representó el agradecimiento de todos los españoles para con la disposición de las autoridades francesas a colaborar en la prevención y persecución de la trama etarra. Aunque sobre tal actitud continúe pesando la percepción gala de que el problema del terrorismo de ETA es español, obviando en todo momento la elocuente evidencia de que sus activistas siguen considerando al territorio francés como el espacio más conveniente para preservar su retaguardia logística. La extensión de la cooperación policial al seguimiento de todo el crimen organizado y el acuerdo de colaboración frente a la inmigración ilegal, vinculada al tráfico de seres humanos, representa un indudable paso adelante que podría brindar al conjunto de Europa un importante servicio en materia de seguridad interior.

Resulta significativo que la cumbre se convirtiera ayer en el marco elegido por el Gobierno de Rodríguez Zapatero para exponer sus propósitos de cara a la presidencia europea de la UE mediante un acuerdo con París. La identificación del semestre durante el que el presidente español regirá los destinos de la UE como el momento de la reactivación económica para Europa constituye un diagnóstico, pero sobre todo indica el propósito de Rodríguez Zapatero de conseguir que una exitosa gestión de los asuntos europeos le catapulte a la reelección. Propósito que hoy le llevará a reunirse con el presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso. Por sorprendente que parezca que el programa de actuación de la presidencia semestral sobre una comunidad de 27 países se avance en el marco de una cita bilateral, como la cumbre hispano-francesa, es una señal de importancia que el presidente comience a asegurarse los apoyos con los que España precisará contar cuando llegue el 1 de enero de 2010.