JUNTAS. Las alcaldesas de Cádiz y Cartagena, durante la ceremonia del hermanamiento. / LA VOZ
CÁDIZ

Cádiz posa un dedo en Santo Domingo y le da un apretón a Cartagena de Indias

El viaje de la delegación gaditana supone una toma de contacto con la República Dominicana y permite hablar de proyectos concretos con los colombianos

| ENVIADA ESPECIAL. CARTAGENA DE INDIAS Actualizado: Guardar
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Cádiz no es nada sin América. O no lo fue. Y quiera o no, su destino va a seguir unido al del continente. Tanto desde el Ayuntamiento como desde el Consorcio se quiere ligar la conmemoración de los 200 años de la Constitución gaditana a los países del otro lado del Atlántico, a pesar de que muchos gaditanos apenas tienen nociones de a quiénes representan todas esas estatuas y placas que jalonan la ciudad (Mexia Lequerica, José Martí o Simón Bolívar).

La primera parada de la alcaldesa en este viaje fue Santo Domingo, en una estancia relámpago que duró menos de dos días. El objetivo era, sobre todo, atender a la invitación de su alcalde, Roberto Salcedo, y agradecer el apoyo que éste prestó a la candidatura de Cádiz para conseguir la Capitalidad Iberoamericana de la Cultura para 2012. Entre Salcedo y Martínez ha habido buena sintonía, pero aún queda mucho camino por recorrer para que ese futuro convenio marco que se firmará se materialice en algo concreto.

Contactos culturales

La relación se ha hecho con el Ayuntamiento criollo, aunque éste no disponga de demasiados contactos en el campo de la cultura, que son los que resultan interesantes para el Ayuntamiento (además de acuerdos relativos al turismo, el mundo académico o la formación de técnicos municipales). Sin embargo, en un almuerzo ofrecido en su residencia por el embajador de España en la República Dominicana, Diego Bermejo, la alcaldesa y el teniente de alcalde de Fomento, Ignacio Romaní, tuvieron la oportunidad de compartir con algunos representantes del mundo de la cultura y la sociedad. Personas como Freddy Ginebra (un publicista que preside Casa de Teatro, una de las instituciones culturales más relevantes) o Minou Tavárez Mirabal, diputada del PLD e hija de dos héroes nacionales y de ámbito latinoamericano. La clave también en este país son las puertas que puede abrir la Embajada de España. Como en casi todos los centros culturales de España en Latinoamérica, el de Santo Domingo tiene un gran prestigio (concentra siempre las mejores exposiciones, conciertos y citas culturales) y tiene la ventaja añadida de que en un país donde la política lo invade todo, la delegación española se mueve mucho más por criterios artísticos.

De Santo Domingo, el equipo de viaje gaditano se trasladó a Cartagena de Indias. Allí se incorporaron otros miembros de la delegación (la concejal socialista Carolina Camacho y el de IU, Sebastián Terrada) para asistir al hermanamiento entre Cádiz y Cartagena. La recepción fue inmejorable. La alcaldesa colombiana, Judith Pinedo, se volcó con su homóloga y también ayudó a respaldar el acto el hecho de que éste coincidiera con la escala que ha hecho el buque escuela Juan Sebastián de Elcano en la ciudad, dentro de la travesía de este año. Para hacerse una idea de la importancia que aquí, en Cartagena, se le da a la llegada del navío español, baste decir que estaba previsto que el presidente del país, Álvaro Uribe, acudiera a la recepción que ofreció el jueves el comandante del buque, Francisco Javier Romero Caramelo. Finalmente no pudo ser, pero envió a quien hoy es su mano derecha, el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.

El Doce en Colombia

Aparte de la buena relación que existe también entre Pinedo y Teófila Martínez, los contactos entre ambas ciudades están ya a otro nivel. En proyecto está ese Centro Cultural La Pepa, que ayudará a financiar la Cooperación Española en el barrio El Pozón. También ese plan (que habrá que ver si sólo se queda en eso o sigue adelante) de la Alcaldía Mayor de Cartagena para elaborar un programa en las escuelas y enseñar a los alumnos colombianos la historia de la Constitución de 1812 de Cádiz y como ésta influyó en la posterior independencia de su ciudad (Cartagena fue la segunda en separarse de España, después de Caracas). La edil cartagenera -que por cierto era columnista de un periódico y firmaba como el seudónimo de Mariamulata- no parece de las que se quedan sólo en el discurso. Al menos, en sus declaraciones transmitió la idea de querer aprovechar esto que los politólogos llaman «relaciones horizontales» entre dos ayuntamientos, dos ciudades, que tienen muchas cosas en común, entre ellas, el gran potencial turístico, pero que también están a la cola del desarrollo y la renta per cápita de sus respectivos países.

El peligro es, como siempre sucede en Latinoamérica, que todo se quede en una relación personal, es decir, que cuando esta alcaldesa u otra con la que se firmen acuerdos de intercambio se vaya, todo se quede anulado. En este lado del Atlántico no existe eso que en España se llama funcionarios, es decir, técnicos que trabajen con los gobiernos que vayan llegando. En muchos casos, como el de Santo Domingo, cuando llega un nuevo jefe, un nuevo alcalde o presidente, cambian hasta las mujeres que hacen la limpieza. Y en ese caso, mucho de lo logrado, se pierde. Por eso, al Consistorio gaditano le conviene extender esos lazos hacia otros representantes de la sociedad, para que los proyectos no se queden en un puñado de buenas intenciones.

mcaballero@lavozdigital.es