Maldad juvenil

La brutal agresión de un joven de 17 años contra un mendigo sin otro motivo que «el cansancio» que le provocaba su víctima, constituye un nuevo y preocupante episodio de fría violencia en su doble vertiente: al ser su protagonista un adolescente y el objetivo de su acción un ciudadano indefenso, cuya exclusión le había llevado a vivir en la calle. La sobrecogedora amoralidad del joven, que apunta a una inquietante desviación de su personalidad, ha merecido que la juez haya calificado los hechos de asesinato en grado de tentativa y haya impuesto las medidas cautelares más severas que contempla la ley. El caso requiere que la víctima sea resarcida sin que su condición permita presuponer cualquier signo de tolerancia o condescendencia hacia el acusado. Y que éste reciba una reprobación penal que impida que pueda sentirse impune a una edad tan temprana ante semejante acto de maldad.