Rafa Nadal, durante una exhibición en Mónaco. / REUTERS
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La tierra batida: arma de doble filo para Rafa Nadal

Es su superficie favorita, pero también es donde más puntos tiene que defender (5.060) para mantener su número uno

| MADRID Actualizado: Guardar
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Triunfo en Montecarlo, triunfo en Barcelona, triunfo en Hamburgo y también en Roland Garros, más una semifinal en Madrid, que este año se convierte en arcilla. Todos esos puntos tendrá que defender Rafa Nadal en la temporada de tierra que empieza ya, en el torneo de Montecarlo.

Nadal comienza su maratón particular en un territorio en el que domina plenamente: ha ganado casi siempre en Montecarlo, Barcelona y Roland Garros, tres veces en Roma y una más en Hamburgo, Bastaad y Stuttgart. Es en arcilla donde marca su territorio y donde consiguió 81 victorias consecutivas, algo impensable en estos tiempos. Por otro lado, nunca ha perdido en arcilla en partidos disputados a cinco sets.

Así pues, el balear se mueve en territorio seguro. El problema es que los demás van creciendo, sobre todo Andy Murray, que ha vencido en tres torneos desde que empezó el año y cada vez se perfila más como el jugador más peligroso para Nadal en un futuro cercano. Federer va para abajo y Djokovic tiene la cabeza como un tambor, por lo que su rendimiento es menos fiable que el del escocés.

Por otro lado, un peligro añadido se suma en el haber de Murray: su temporada en tierra el año pasado fue muy deficiente (sólo ganó en Madrid y porque la temporada pasada no se disputó en arcilla). No pasó de tercera ronda y es su asignatura pendiente. Al mismo tiempo es su esperanza porque de los cuatro de arriba es el jugador con más posibilidades de sumar.

Con todo, el problema que tienen todos los rivales de Rafa es su propio juego. Casi todos ellos basan su tenis en los golpes planos, buenos servicios, winners, juego duro..., armas que no son vitales en arcilla. Aquí lo que cuenta es el golpe que Nadal ejecuta como nadie: ese golpe liftado que hace girar la bola muy deprisa y cuando bota en el suelo coge un altura tremenda, dificilísima de devolver. Esa, y la cabeza, dura e irrompible, son sus mejores armas.