Obama, ayer, antes de explicar sus planes sobre el automóvil. / AP
Economia

Chrysler se alía con Fiat con el apoyo del Gobierno de EE UU tras el ultimatum de Obama

General Motors tendrá nuevos fondos públicos, pero su presidente ha sido forzado a dimitir

| NUEVA YORK Actualizado: Guardar
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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ofreció ayer a General Motors (GM) y Chrysler una segunda oportunidad para enmendar sus errores y esbozar planes reales que justifiquen el dinero público prestado a ambas compañías. Eso sí, aseguró que no dejará caer a la industria automovilística pero que se deberán tomar «decisiones difíciles» porque «hay empleos que no podrán ser salvados y plantas que no reabrirán».

Con una de cal y otra de arena, el mandatario tendió ayer su mano a GM, el fabricante de coches más grande del país, ofreciéndole 60 días extra de financiación para que prepare un plan viable de reestructuración. A cambio, el gobierno federal pidió la cabeza de Rick Wagoner, su consejero delegado.

«Los planes remitidos por General Motors (GM) y Chrysler el 17 de febrero no establecen un camino creíble hacia la viabilidad», explicó el mandatario, lo que no justifica «una nueva inversión sustancial» de dinero público.

Además, Obama concedió a Chrysler 30 días para alcanzar un acuerdo de colaboración con la italiana Fiat. Sólo si se culminase esta operación, Washington le proporcionará otros 6.000 millones de dólares. Bajo estas circunstancias, el máximo responsable de Chrysler, Bob Nardelli, dijo, a través de un comunicado publicado minutos después, que su compañía, Fiat y Cerberus habían alcanzado «un acuerdo sobre el marco de la alianza global, apoyado por el Departamento del Tesoro».

Acuerdo de enero

El fabricante estadounidense y su principal accionista, el fondo de inversión Cerberus Capital, firmaron el pasado mes de enero un preacuerdo «no vinculante» por el que Fiat tomará el 35% del capital de la firma de Auburn Hills, Cerberus mantendrá el 45,1% y Daimler el 19,9% de Chrysler.

A la espera de cuál será el resultado definitivo de esta prórroga, el presidente norteamericano no cerró la puerta de la bancarrota. «Este método podría ser utilizado como una forma rápida para reestructurar ambas compañías», señaló. Según Obama, un eventual cobijo bajo la suspensión de pagos voluntaria podría ayudar tanto a GM como a Chrysler a solventar sus relaciones con los acreedores y «volver a sostenerse por sí mismas».

Por otro lado, la junta supervisora de la firma francesa PSA Peugeot-Citroën destituyó ayer al presidente de la empresa, Christian Streiff, quien será sustituido por Philippe Varin el 1 de junio. El grupo tuvo en 2008 unas pérdidas netas de 343 millones de euros.