Cartas

La Escuela de Arte de Cádiz: pasado y futuro

En estos días, que comienzan a preinscribirse los alumnos para el nuevo Curso Académico, es necesario refrescar la memoria del pasado y proyectos futuros de la Escuela de Arte de Cádiz.

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En mis notas, cuadernos, apuntes, bocetos, e ilusiones, se encuentra el recordatorio de aquellos años, 1929-1930, dentro de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, donde se le concedió a Escuela de Artes y Oficios Artísticos, por méritos propios, el Diploma de Honor. Hecho visible de una Escuela siempre al servicio de la sociedad circundante, llevando a sus aulas la pedagogía y didáctica de sus profesores, dando utilidad a unas enseñanzas prácticas en el campo artístico, profesional y artesanal.

Miremos al futuro con ansias de objetividad, con la petición de que comiencen las obras de la Casa de las Artes, donde esta Escuela aporte las tan necesarias primicias de un encuentro con la pedagogía artística, completando un circulo en la propia competitividad creativa.

La Escuela de Arte de Cádiz tiene el futuro que le queramos dar todos, siempre en los horizontes útiles donde el arte debe de estar al servicio de la sociedad.

En artículos míos, he apostado por estas enseñanzas, sus criterios que revivan el entusiasmo de nuevas industrias y puestos de trabajo.

La Escuela de Arte de Cádiz, en sus nuevas enseñanzas tanto a nivel del Bachillerato Artístico como los Ciclos Formativos de Grado Medio y Superior, tiene un lugar privilegiado en la formación de futuros buenos profesionales.

Las exigencias a la operatividad deben de ser compartidas por alumnos, profesores y administración, resolviendo multitud de problemas.

No nos olvidemos de Pestalozzi, Montesori, Comenius, Rousseau, Freire, etc., pedagogos prácticos entre la propia didáctica y el buen hacer de una educación en el bien comunitario.

Sabemos que la enseñanza ha cambiado bastante, a muchos niveles, pero no olvidemos nuestro pasado pedagógico, pues la propia escuela activa que nos enseñaban entre las bambalinas de aquellas clases de la Facultad, Ingeniería, E. Normales, etc, deben de ser referencias para replantearnos nuevos caminos. La sociedad nos la demanda y el futuro de nuestros alumnos, lo tenemos dibujado entre los folios de la propia literatura del tiempo.

Retomemos apuntes, con los orígenes de nuestra Escuela de Arte. Sería un acierto que los antiguos alumnos y futuros encontraran el pilar de sustentación de una vocación abierta, democrática, a la pedagogía siempre fiel a cualquier principio educativo.

Luis Gonzalo González. Cádiz