CÁDIZ

«¿Quién no se siente feliz cuando juguetea con un cachorro?»

Como presidente del Colegio de Veterinarios de Cádiz es la cara visible de un colectivo que cuida por el bienestar de unos animales que para muchos son un miembro más de la familia

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Iba para trotamundos. Nacido en Casablanca, en su juventud Federico Vilaplana fue lo que se puede considerar como un hombre inquieto. Santander, Barcelona, Madrid...Pero su periplo geográfico de un punto a otro del mapa se cortó cuando se cruzó por su vida una compañera de veterinaria, gaditana para más señas, y con la que acabaría ca-sándose para sentar la cabeza finalmente en la Tacita de Plata.

De aquello hace ya cerca de 30 años. Tiempo más que suficiente para desarrollar una dilatada carrera en torno al cuidado de los animales y hacerse con una merecida fama en Cádiz. De hecho, no es difícil encontrarse con alguien que refiriéndose a él te comente que «fue quien salvó a mi Beckham cuando casi se me muere», refiriéndose a su perro por su-puesto y no al futbolista inglés.

Desde 2001 compagina su labor al frente de su clínica con la presidencia del Colegio de Veterinarios de Cádiz. El mismo reconoce que «son ya muchos años al frente» de un colectivo que engloba a 500 profesionales de toda la provincia. Los logros en los últimos tiempos han sido importantes. El Colegio no sólo ha salido de una situación económica complicada si no que además ha dado un paso al frente para hacerse oír en una sociedad que día tras día valora cada vez más el rol de los animales de compañía.

-¿Qué nota le pone a Cádiz desde un aspecto veterinario y de atención a los animales?

-Lo cierto es que Cádiz siempre ha estado a la vanguardia en el cuidado de los animales de compañía. Por ejemplo, fuimos pioneros en establecer la obligatoriedad de identificar a los perros con un chip. Aquí lo hicimos en 1992, en tiempos de Carlos Díaz mientras que en el resto de Andalucía no se estableció esta medida hasta 2003, nada menos que once años después. Lo cierto es que con el Ayuntamiento -antes y ahora- y la Diputación siempre hemos mantenido una excelente relación. Ésa es una suerte que no se da en todas las provincias o ciudades.

-Una de las últimas campañas que están realizando conjuntamente Colegio y Ayuntamiento ha sido la de los gatos callejeros ¿son un problema?

-Los gatos están ahí, en la calle, y hay que mantenerlos en buenas condiciones. A través de esta campaña se recogen y nos los traen a los veterinarios para que sean examinados. De encontrarse enfermos, son sacrificados pero de estar sanos se les esteriliza y se les da comer para luego volver a dejarlos en la calle. Si están controlados, los gatos no son un problema, es más, sirven para limpiar la ciudad de otros animales, como puedan ser los roedores.

-¿Y que me dice de las palomas? ¿Es justo el apelativo de ratas voladoras?

-Bueno, a veces. Al igual que los gatos, pueden convertirse en un problema dependiendo de su número y del control de su población. La solución no pasa por capturar y matar unas cuantas. No sólo es una medida impopular sino se además a los pocos meses volverían a ser el mismo número que antes. Todo pasa por poner medios materiales y económicos para una solución a medio-largo plazo. Se puede controlar su reproducción con determinados piensos. Además, se deben construir palomeras, que encima pueden adornar la ciudad, para ofrecerles un sitio donde anidar y en el que a la vez podamos controlar sus huevos. Serían palomeras al estilo de las de los años 50, cuando el pollo aún no se había incorporado a la dieta diaria y la gente pasaba hambre. La solución estaba en criar palomas en las azoteas para poder comérselas.

Cuidado de los animales

-Hace unos días un medio de comunicación publicó una noticia que apuntaba el riesgo de que reaparezca la rabia en Cádiz ¿hay algún motivo de alarma?

-En España está erradicada pero tenemos Marruecos al lado y allí aún hay rabia. Es cierto que no podemos bajar la guardia pero tampoco debemos caer en alarmismos exagerados ni acusaciones sin fundamento.

-¿Es Cádiz una ciudad cómoda para los perros?

-Depende de para cuales. En una ciudad hay que pensar siempre en qué perro es el adecuado. No es lo mismo uno pequeño, que necesita poco ejercicio y puede vivir en un piso, que uno grande e inquieto. A la hora de hacerse con un animal hay que pensar en él y en si le podremos ofrecer el espacio que necesita para vivir feliz.

-¿Cuáles son las principales precauciones que se deben de tener con las mascotas en una ciudad como ésta?

-A nivel sanitario, basta con tenerlos desparasitados y con las vacunas al día. No hay que tener especial temor por ninguna en-fermedad que no puedan adquirir en otros sitios.

Nuevos tiempos

-¿Ha cambiado mucho la práctica veterinaria en los últimos años?

Si hace 15 años me hubiesen dicho las tecnologías y medicamentos con los que podemos contar a día de hoy hubiese pensado que se trataba de ciencia-ficción. Antes poníamos vacunas contra la rabia y poco más. Ahora en cambio disponemos hasta de quirófanos que se pueden comparar incluso con los de los humanos.

-¿Y la relación perro-hombre?

-El cambio ha sido también increíble. Hace unos años los perros se tenían en el campo y había quien no les hacías ni caso. Hoy en día, en cambio, se han convertido en un miembro más de la familia. Y eso se debe a que tener un animal de compañía hace a una persona más feliz. ¿Quién no se siente bien cuando juega con un cachorro? Se ha demostrado que tener un perro a tu lado dándote cariño es terapéutico y, aunque no haya ningún estudio que lo confirme, apuesto a que las mascotas ahorran un montón de dinero en tratamientos a la Seguridad Social. Hay un dato curioso, y es que, pese a la crisis, se están vendiendo más perros ¿por qué? En los momentos complicados es cuando las personas necesitan más cariño, y ellos lo dan.

-¿Qué es lo más raro que ha llegado a encontrarse en una consulta?

-En todos estos años ha habido de todo -momentos antes nos ha mostrado un hurón enganchado a una sonda y que acaba de salir de una operación-. Lo más raro me llegó en la etapa en la que trabajaba para Medio Ambiente. Una vez me trajeron un leopardo que habían decomisado en la aduana. Pero lo peor eran los chimpancés. Lo de su inteligencia es totalmente cierto y eso hace que controlarlos se convierta en un auténtico desafío.

aaestrada@lavozdigital.es