Preparar la salida

a rotundidad con que el gobernador del Banco de España apoyó ayer una reforma del mercado laboral que cree obsoleto porque, entre otras cosas, la indemnización por despido desincentiva las contrataciones, introduce una opinión que no puede ser soslayada en el debate al respecto intensificado en los últimos días. Las afirmaciones de Miguel Ángel Fernández Ordóñez sobre la necesidad de evitar que la discusión de un asunto tan sensible se circunscriba a las rescisiones de empleo, ampliando el espíritu de los posibles cambios y admitiendo el mayor lastre que supone el paro para España en relación a la UE, apuntan a los problemas singulares que presenta nuestro mercado del trabajo y algunos de los déficits que están aflorando en esta crisis. Un discurso cuya eventualidad debe ser la de ir preparando con el mayor consenso las reformas precisas para cuando las expectativas de recuperación asomen verdaderamente en el horizonte.