LA ROTONDA

Tierra quemada

Puede ocurrir que cuando pase este tornado económico y miremos atrás sólo veamos tierra quemada y endeudada. Parece imposible que las cuentas salgan y que en España, Andalucía y Cádiz seamos capaces de afrontar tantos miles de millones de euros que nuestros gobernantes se gastan a diario en tranquilizarnos. Los ciudadanos echamos de menos sensatez, sentido común y alguna idea que no se agote al día siguiente. Estamos cansados de tanta ocurrencia disparatada y bravucona. Los gobiernos parecen paralizados por el pánico, porque nunca han tenido que remangarse. Son como los niños de papá que no han necesitado hacer esfuerzo alguno y que un día, vaya por Dios, se han visto solos, sin cuenta corriente y con la obligación de valerse por sí mismos.

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Necesitamos gestores y administradores, no manirrotos especialistas en disparar con pólvora ajena. No queremos amenazas, ni advertencias, ni excusas; sobran los alegatos, promesas y vaticinios; rechazamos los axiomas y aforismos; dudamos de sus palabras, de sus cuentas y de sus cuentos... Falta solvencia y sobran charlatanes.

Ocurre como en las obras... Todo el mundo alrededor diciendo cómo hay que hacer la zanja, pero ninguno parece dispuesto a coger el pico y la pala. Quizás después del cigarrito, del desayuno y de la siesta.

El plan especial de fondos para los ayuntamientos diseñado por Zapatero no es más que un pequeño trozo de tela asfáltica para un tejado destrozado por las goteras. Este millonario plan lo que va a evitar es que los ayuntamientos paralicen, asfixiados por la falta de ingresos, su capítulo de inversiones; es sólo un poco de gasolina para recorrer un par de kilómetros más. En vez de afrontar de cara y de una vez por toda la ruinosa situación de los ayuntamientos, la esconden con un plan de maquillaje en el que, además, se están depositando tantas expectativas que puede sumirnos en la frustración.

Ya cunde por los mentideros -es decir, cualquier tertulia callejera, radiofónica, televisiva... que se precie- la trampa para la ley: como es obligatorio contratar para acogerse a este plan, pues despido unos meses antes y luego vuelvo a contratar. Sea o no cierto, es lo de menos.

Lo de más es la precaria situación de las pymes, verdadero motor de la economía y maltratadas por la falta de crédito y por el pago a 90, 180 o 360 días o más con el que les castigan las instituciones públicas. Autónomos y pequeños empresarios -sí, esos que curran 15 horas y tienen un par o media docena de empleados- son los grandes héroes de esta situación y los más olvidados, mientras ministros y sindicatos se dedican a culparlos de todo cuanto pasa. Malditos empresarios...

Navantia pierde pedidos, la Junta tiene que pagar con dinero público la puesta en marcha de la industria aeronáutica, el plan de reindustrialización de la Bahía se desmorona, la factoría de todoterrenos se marcha, las plantas de energía renovable aplazan su llegada... pero no pasa nada, siempre nos quedarán los cursos de formación.

La Junta de Andalucía, que ya asume la cifra del millón de familias azotadas por el desempleo, sigue cerrando los ojos a la realidad. ¿No sería mejor apoyar a los autónomos, a los pequeños empresarios, a los emprendedores, al autoempleo, a la reconversión de pequeñas industrias, al mantenimiento de puestos de trabajos en empresas que aún resisten a la crisis, a nuevos nichos de empleos? En vez de intentar convencernos de que no pasa nada, de que habrá cursos para todos y de que hay que seguir como estamos. El catedrático José Ruiz Navarro ha manifestado en más de una ocasión que la provincia necesita entre 20.000 y 30.000 empresas para salir a flote. Y cuando da estas cifras no se refieren a grandes factorías o compañías, sino a esa gran tela de araña que integran las denostadas pymes.

A VUELTAS CON EL CARRANZA

¿De verdad que estamos dispuestos a endeudar a la ciudad de Cádiz en 40 millones de euros para hacerle una tribuna al Cádiz Club de Fútbol Sociedad Anónima Deportiva?. ¿De verdad que no tenemos en estos momentos una inversión más necesaria? ¿De verdad que no se puede esperar, por ejemplo, un par de años para comenzar la obra? Habría que tomarse en serio este asunto y despejarle a la alcaldesa una duda: si se decide aplazar la solicitud de un crédito de 40 millones de euros nunca le vamos a echar en cara que el Carranza no tiene tribuna nueva por su culpa.

Lo que tampoco está bien es que ahora se quiera dar un patadón al proyecto y enviarlo al tejado de la Junta de Andalucía. Si la Consejería de Hacienda niega al Ayuntamiento de Cádiz la solicitud del crédito será porque supera el endeudamiento legal. Intentar culpar a la Junta sería en este caso una deslealtad política e institucional por parte de la alcaldesa. Claro, que las declaraciones de Chiqui Pérez Peralta intentando pescar en río revuelto no ayudan a aclarar este asunto.

¿Por qué no hablar con claridad? No vendría mal que aquellos representantes de la sociedad civil tan fotografiados en saraos en tiempos boyantes hablen ahora y opinen sobre la conveniencia de este asunto. Quizá estamos tan preocupados del futuro de la Aduana que nos da igual endeudarnos en 40 millones de euros para los restos.