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Hipótesis de un indolente

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Las inundaciones en el barrio de la Viña no son un mal endémico o una desgracia histórica. El barrio se ha inundado en contadas ocasiones, y en condiciones meteorológicas extremas como la que sufrió la madrugada del pasado y nefasto 11 de noviembre. Y que pudo ser evitada si las condiciones del alcantarillado hubieran estado en buen estado. La situación de las calles Corralón, José Cubiles, La Palma, San Félix y el resto que se inundó en la citada fecha, es la de siempre. Ahora, recuerde amigo lector, los dos años que hemos visto dos caños de 30 centímetros de diámetro descargar durante las 24 horas de cada día. Este inagotable surtidor procedía de las excavaciones efectuadas en la calle Lubet para construir las plantas de sótanos y garajes más bajas que el nivel freático. Al parecer el permiso de obras contemplaba dos plantas inferiores, aunque el constructor ha entregado el edificio con tres, una más de las especificadas en la memoria inicial. El agua que durante la obra se filtraba, ¿ha desaparecido?, ¿o qué ha pasado con las filtraciones? Imagino que el edificio está dotado con varias bombas de achique que estarán, probablemente, bombeando constantemente agua a ¿dónde?, pues al alcantarillado, y he aquí el nudo gordiano y culpable de las inundaciones de La Viña. La vía de alcantarillado más cerca del colector de aguas pluviales que desembocan al Campo del Sur, está colapsada constantemente por el agua de las bombas del edificio. Y ahora, una vez habitado el edificio, ¿quién le pone el cascabel al gato? Y ¿quién autorizó dicha construcción con plantas de sótanos más bajas que el nivel freático? Busquen en la plaza de San Juan de Dios, algo de esto se coció allí.

Mariano del Río García. Cádiz