Un 'arreglito' al Puente Chico

Ha perdido el encanto que tenía el antiguo puente, derribado por la fuerza de las aguas sin control en la riada que sufrió Chiclana el 19 de octubre de 1965. Pero su imagen sigue estando inevitablemente unida a la historia de un municipio dividido históricamente por el trazado del Iro.

Las dos zonas del casco urbano, La Banda y El Lugar, han sido testigos de su evolución. El Puente Chico ha cambiado mucho en los últimos años. Se ha modernizado. Ha recibido incluso varios modelos de escalones para evitar aquellos tan resbaladizos de años atrás, y actualmente cuenta en cada uno de sus dos márgenes con dos ascensores para facilitar el acceso a personas con dificultades de movilidad.

Pero como los gatos, el puente más antiguo de Chiclana volverá a tener una vida más. El gobierno municipal ha incluido dentro de las actuaciones presupuestadas a cargo de los 13,1 millones de euros del Plan Estatal de Empleo para la ciudad, una partida económica modesta pero muy significativa.

Apenas serán 55.000 euros. Poco si se compara con otras grandes obras acometidas en la ciudad; pero mucho para el corazón de los chiclaneros. Con este dinero, en los próximos meses el Consistorio afrontará la remodelación del Puente Chico. Uno de los símbolos más recurrentes de la localidad ha tenido que convivir en los últimos años con el cambio de solería de la Alameda, la proliferación de pasarelas de dudoso gusto pero enorme utilidad a pocos metros, y ha perdido el encanto que tenía como paso principal del río Iro a pie que tenía antes.

Los operarios tienen por delante el reto de devolver el lustre a sus barandillas, mejorar convenientemente su piso, modificar las condiciones de sus escalones y mejorar su iluminación para devolverle todo su esplendor perdido.

El Puente Chico de Chiclana es actualmente uno de los seis puentes (puente de Huerta Mata, pasarela del Arenal, Nuestra Señora de Los Remedios, pasarela peatonal de El Carmen, Puente VII Centenario son los otros cinco), de que disponen los chiclaneros y visitantes, sean conductores o peatones, para cruzar el río.

Este puente, de apenas 60 metros de longitud, seis de anchura y una sola pieza, seguirá siendo durante muchos años el niño mimado de la ciudad.