CALLE PORVERA

Propósitos para el año 2010

Teniendo en cuenta que ya he dejado de fumar (el otro día, un amigo me corrigió y me dijo que sólo «lo estoy dejando», así que me tiré todo el día hablando en gerundio), ya tengo un nuevo propósito menos que hacerme este año. Ya saben que lo que digo no es nada nuevo, que estamos en el momento de los «dejo de fumar», «hago ejercicio», «retomo la lectura» y «hago dieta». Pero, por favor, sean originales, que luego los gimnasios y las bibliotecas se abarrotan, al igual que los Burger King y Mc Donalds se quedan vacíos.

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Se trata de una fiebre que dura en la mayor parte de los casos un par de semanas, un mes a lo sumo. Sin embargo, debe ser por aquello de que 2009 es el año de la crisis, que escucho menos propósitos de enmienda por la calle. Muchos brindaron en Nochevieja por un «próspero año 2010».

Aparcamos cualquier cambio, cualquier titánico esfuerzo, para un futuro algo mejor. «Dios aprieta, pero no ahoga», reza el refrán. Así que no vamos a asfixiarnos nosotros mismos en estos momentos tan duros, en un ejercicio de masoquismo. Menos mal que dejé de fumar el año pasado.

De todos modos, yo siempre he pensado que el año comienza en septiembre, como creo que le ocurre a la mayoría de la gente. Se acaban las vacaciones, es el fin de un ciclo... El eterno retorno, que decían los antiguos filósofos. Y si no, cuenten: termina el asueto estival y volvemos al tajo, luego vienen las Navidades, la Semana Santa, la Feria del Caballo, el Rocío y a coger color en la playa. Así, una y otra vez. Anda, mira qué rápido pasa 2009. No sé por qué somos tan pesimistas. Visto así.

eesteban@lavozdigital.es