Protesta en Rentería por el asesinato de una ciudadana a manos de su pareja en dicha localidad. / EFE
ESPAÑA

Violencia machista, túnel con niebla

Las políticas de prevención chocan con una deficiente educación igualitaria y la ausencia de un plan específico para inmigrantes

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Cuesta creer que el túnel de la violencia machista tiene salida cuando el último balance anual vuelve a saltar la barrera de 70 mujeres asesinadas. Pero, sin embargo, se vislumbra alguna luz entre esa trágica niebla que oscurece el camino abierto hace cuatro años por la Ley Integral contra la Violencia de Género y que empapa de desánimo el creciente compromiso ciudadano frente a esa lacra social. Las 400 denuncias diarias por malos tratos (16% más que en 2007) y las 25.000 condenas anuales a agresores (dos de cada tres sentencias dictadas, que llegan al 83% en los juzgados específicos) confirman que la nueva legislación ofrece resultados y que muchas víctimas se apoyan en sus recursos. Pero tantos asesinatos...

Hay, pues, niebla densa en el túnel de la violencia de género. Setenta asesinatos machistas son 70 fracasos colectivos, irreversibles, de una sociedad que no acaba de regirse por criterios de equidad, diálogo y resolución pacífica de conflictos.

La educación igualitaria es la gran baza preventiva de futuro y la gran olvidada en medio del brutal eco de los crímenes. Pero no debería descuidarse, máxime cuando, como alerta el sociólogo Javier Elzo en su último libro La voz de los adolescentes, hay un auténtico «revival del machismo» en ámbitos juveniles. Si a ello se le suma que «lo que leen chicos y chicas son dos mundos» que reflejan «la misma carga ideológica sexista que se transmite en tres generaciones a través de preferencias de lectura», no es difícil concluir, como hace el experto, que «el sexismo tiene una larga vida por delante» en España.

La necesidad de un plan específico para la atención y prevención de la violencia de género en inmigrantes, prometido en las últimas semanas por el Ministerio de Igualdad, se ha hecho urgente tras superar el 44% las víctimas extranjeras, un porcentaje que cuadruplica su tasa poblacional.

El trasfondo habitual, como apunta la vicepresidenta de la Comisión de Igualdad de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), María José Catalá, es de falta de apoyo familiar y social, dependencia económica del agresor, creencias que apuntalan la desigualdad como un fenómeno «normal» y barreras idiomáticas.

Aislamiento

Un grave aislamiento que, como remacha el delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente, pone las cosas más fáciles a los «hombres dispuestos a aprovechar esa vulnerabilidad» para «someter» a sus víctimas. Además, el recurso machista a la violencia» también es frecuente cuando las inmigrantes asumen con más rapidez que sus parejas los principios igualitarios de la sociedad española y «no están dispuestas a aceptar esa dominación» patriarcal. En la cifra tan alta de víctimas extranjeras también influye un dato demográfico: el porcentaje de hombres inmigrantes en la franja de edad con más homicidios (20-45 años) es superior al de españoles (68% por 46%), aunque sin olvidar que un 5% de las asesinadas lo son por nacionales.

Otro elemento que juega en contra de las víctimas es la Ley de Extranjería, que obliga a abrir un expediente de expulsión si la denunciante no tiene regularizada su situación. Aunque, como remarca Soledad Cazorla, fiscal de sala de Violencia sobre la Mujer, «España no ha expulsado a ninguna inmigrante» que haya acudido a denunciar su maltrato, es «mejor que la propia norma lo deje claro».