Editorial

Evolución positiva

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l cierre de este año como uno de los años menos trágicos en las carreteras españolas desde que existen estadísticas registrando con la reducción de un 20,3 % de muertes entre 2007 y 2008 confirma la evolución positiva de la accidentalidad en nuestro país que por quinto año consecutivo mantiene la inflexión descendente del número de siniestros. Pero la tendencia sostenida permite certificar igualmente que los usuarios de la carretera van adoptando progresivamente hábitos más seguros en capítulos tan decisivos como el respeto a las normas de circulación y el consumo de alcohol. Traducido a vidas humanas el avance ha supuesto evitar 560 fallecimientos y junto a esa sangría ciudadana un ahorro en sufrimientos y gastos de incalculable valor. Para encontrar cifras similares a las actuales es preciso remontarse al año 1994, pero otros países europeos hace años habían demostrado que la alta siniestralidad vial lejos de constituir un problema estructural ligado al desarrollo y la evolución del transporte era la parte negativa del acceso masivo al vehículo privado susceptible de atenuar sus peores efectos con políticas adecuadas. La aplicación de nuevas medidas sancionadoras se ha mostrado determinante en la modificación de comportamientos de riesgo al volante, zanjando viejas polémicas sobre la superioridad de los sistemas educativos y pedagógicos sobre los punitivos. Porque aunque el perfeccionamiento en los métodos de enseñanza y divulgación es un requisito imprescindible para incrementar la calidad de la circulación vial la aplicación de un sistema sancionador más estricto se ha manifestado concluyente en el cumplimiento de los preceptos de circulación. Con todo, la persistencia de cifras inasumibles de muertes en carretera como los 76 de la Operación Navidad y la existencia aún de autonomías donde la evolución de la seguridad avanza más despacio que la media obliga a continuar perfeccionando el diagnóstico sobre el problema y los sistemas para acometerlo. El reto de reducir el próximo año a la mitad el número de fallecimientos de 2007 requiere junto a la actual normativa sancionadora una mayor inversión en mantenimiento de las vías y eliminación de puntos negros, junto a medios asistenciales eficaces y rápidos, la disminución del tráfico pesado y una presencia policial en las carreteras no tanto de carácter recaudatorio sino con ánimo disuasorio.