GOLPE. Allende saliendo del palacio de La Moneda. / STR
ÓSCAR SOTO AUTOR DE 'EL ÚLTIMO DÍA DE SALVADOR ALLENDE'

«Allende pagó con su vida la lealtad de su pueblo»

El médico personal del presidente chileno reescribe la crónica del asalto a La Moneda Rinde homenaje a las víctimas de la dictadura

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«Es una crónica pura y dura, sin un ápice de ficción». Así se refiere Óscar Soto (Chilán, 1935) a El último día de Salvador Allende (RBA), una precisa reconstrucción minuto a minuto del asalto al palacio de la Moneda y de las horas previas e inmediatamente posteriores a la muerte del Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973. Soto fue el médico personal del presidente chileno depuesto por Pinochet y sus generales. Ahora que se cumplen 100 años de su nacimiento y 35 de su suicidio ante el acoso de los golpistas, cree el doctor Soto que «la historia comienza a hacer justicia a Salvador Allende». Quiere además el cardiólogo rendir homenaje con su ejercicio de memoria a las víctimas y desaparecidos, entre 3.500 y 4.000 personas, cuyas vidas se llevó por delante la dictadura.

Óscar Soto ha reunido los testimonios de todos cuantos estuvieron al lado de Allende en aquellas horas trágicas. «No me he guardado nada ni he agregado nada para embellecer o dulcificar la crónica», explica este cardiólogo que abandonó Chile pocos días después del pinochetazo y que no pudo regresar a su país hasta mediados de los ochenta. No sufrió cárcel, pero sí tortura y exilio en Cuba, México y España, donde acabó enraizándose.

Comenzó a tomar notas a las 48 horas del suicidio de Allende en la Moneda. Con el curso de los años habló con todos cuantos sobrevivieron al cerco y al asalto, repartidos por medio mundo. «Cada cual vivió un parte y el libro reconstruye el puzzle de aquellas horas aportando todas las visiones» explica el médico.

Primeras impresiones

La empatía entre Allende y Soto tardó en aparecer. El cardiólogo no oculta que en su primeros contactos su paciente le pareció «un político antiguo y desfasado» e incluso llegó a tenerlo por «arrogante» Una percepción que se tornaría en la simpatía mutua y muy honda que se depararon a lo largo de los tres años en de los que fue prácticamente su sombra.

De la intensa cascada de acontecimientos vividos el 11 de septiembre de 1973 en la Moneda, el doctor Soto recuera «con nitidez y mucha emoción» la última reunión con Allende. «Nos llamó a la segunda planta del palacio y reiteró lo que algunos ya sabíamos: que no aceptaría la oferta de los militares de renunciar y abandonar el país. Que se quedaría y resistiría en el lugar en el que vivieron y terminaron sus mandatos los presidentes constitucionales de Chile. Era, nos dijo, su obligación moral.