Opinion

¿Olvidar?

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iempre que me dicen que tengo que olvidar me da la sensación de que están intentando escamotearme algo. No me gustó la intervención del cardenal Rouco diciendo que la exhumación de fosas comunes atenta contra la concordia social. Y menos su manera de reclamar olvido. «A veces es necesario saber olvidar», dijo. ¿Saber? Supongo que unos cuantos le responderían: «Qué más quisiera yo que poder olvidar». Todos sabemos que hay algo balsámico en el olvido. Y todos, además de estar constantemente olvidando las trivialidades de nuestra cotidianeidad, hacemos también un esfuerzo deliberado, para pasar por alto, superar y olvidar las frustraciones, la mala suerte, las ofensas y hasta las injusticias de las pequeñas cosas que nos pasan a diario. Eso es vivir. Pero no todo tiene la misma envergadura ni es igual de fácil. Ni en definitiva se puede olvidar a la voz de ya y porque sí. Hay que olvidar lentamente para que el olvido sea duradero, decían los clásicos. Siempre que hablo de esto me acuerdo de una cita de Canetti: «Furtivo calienta el rescoldo de lo olvidado». Una frase que gustará a los freudianos. Pero lo que sugiere resulta bastante turbador. Cuando los asuntos de los que se trata son graves de verdad, más que un acto de la voluntad, el olvido es una tarea del tiempo. Conozco el caso cercano de un hombre que vivió el bombardeo de Gernika siendo un niño y ya nunca volvió a hablar en euskera hasta el punto de que sus propios hijos creyeron que lo había olvidado. Hace no mucho, poco antes de morir, con cerca de ochenta años demostró que no había sido así. ¿Olvidar? ¿Qué es eso para el hombre? Habrá quien argumente tal vez que ha pasado mucho tiempo desde el final de la Guerra Civil. Pero en las dictaduras de largo recorrido, como el franquismo que duró casi 40 años, el tiempo se detiene con respecto a la posibilidad real de poder clamar justicia. Esos 40 años no son nada: sólo un ínterin, un paréntesis, un tiempo de espera. Y en cierto modo, también la Transición lo fue. Es muy fácil decir que hay que olvidar. Además, las exhumaciones se hacen precisamente para enterrar bien lo que ha sido tirado de mala manera. Es la restitución de una justicia elemental. Anterior a la ley.