CONTENTA. Hillary Clinton hace un gesto de agradecimiento durante un acto en el Centro Robert Kennedy de Nueva York. / AP
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Hillary será la secretaria de Estado

La ex aspirante a la presidencia acepta el encargo de Obama para dirigir la diplomacia de EE UU, según 'The New York Times'

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El próximo día 27 las familias de Estados Unidos se sentarán a la mesa alrededor de un pavo recién horneado para la celebrar la comida más fraternal del año. En su hogar de Chappaqua, los Clinton, además, celebrarán el nombramiento de Hillary como nueva secretaria de Estado, cargo que ya ha aceptado, según avanzaba ayer The New York Times citando varias fuentes.

Todo apunta a que la oficina del presidente electo ha dado luz verde a la ex primera dama después de que su esposo aceptara plegarse a todos los requisitos que evitarían un conflicto de intereses con las donaciones de su fundación, según reveló el jueves por la noche a la prensa un asesor de Obama, en condiciones de anonimato. Según sus palabras, la designación de Hillary Clinton podría hacerse pública el día después de Acción de Gracias. Las manifestaciones del entorno de Obama llegaban después de un día de sobresaltos lleno vacilaciones por parte de la senadora por Nueva York que, al parecer, sopesó todas las opciones antes de dar el sí al próximo inquilino de la Casa Blanca.

Algunos apuntaban a que Hillary quería imponer sus condiciones y llegar al cargo con una posición de fuerza. Otros aseguran que simplemente valoraba lo que supondrá tener un jefe al que obedecer. Tampoco se desdeñaba el argumento que los líderes del Senado le habrían prometido al fin el respeto que se merece tras haber acumulado casi dieciocho millones de votos en las primarias. Sus amigos cuentan que tras su vuelta al trabajo Clinton se sintió resentida por la falta de reconocimiento, al no adjudicársele la presidencia de ningún comité.

«Su experiencia en el Senado con algunos de sus colegas no ha sido la más fácil. Sigue siendo una senadora muy junior», dijo un viejo amigo de Clinton, que no quiso identificarse al diario neoyorkino. Su decepción viene del grupo de trabajo para la expansión de seguros médicos que se va a crear, que supone gestionar presupuesto, personal y oficina propia.

Y es que Clinton ya lideró esa iniciativa, sin éxito, durante el primera mandato de su marido por lo que se creía con derecho moral a presidir la consecución de un objetivo clave en el programa demócrata al que le ha dedicado la mitad de su carrera. Pero para causas de una vida, la de Ted Kennedy, que dará esa batalla en paralelo a su lucha contra el cáncer cerebral.

Frustración

A falta de esa responsabilidad, Hillary Clinton esperaba que le ofrecieran un puesto de liderazgo como la presidencia del comité de Política Demócrata. Algo a lo que el jefe del partido en la cámara, Harry Reid, se negó porque no quería echar al actual presidente.

La frustración de la ex primera dama creció cuando los líderes del partido en el Senado se reunieron para adjudicar la titularidad de los comités y no se le asignó ninguno, pese a que un 'traidor' como Joe Liberman fue perdonado y ratificado al frente del de Seguridad Nacional y Asuntos de Gobierno.

En privado, testigos de esa reunión dicen que Reid les comunicó que estaba considerando la creación de un nuevo cargo de preeminencia para Clinton, mientras Kennedy le había asignado la presidencia de uno de los tres grupos de trabajo para la reforma sanitaria. Ya no será necesario.

Al comunicarle a Obama que acepta ser la futura jefe de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton se desmarcaba de la postura de Penny Pritzker. La heredera de la cadena Hyatt, vieja amiga del político afroamericano y presidenta de uno de sus más importantes comités de recaudación de fondos de su campaña, rechazó el puesto de secretaria de Comercio que el jueves se le daba por adjudicado.