II MUESTRA DE TEATRO ANDALUZ DE EL PUERTO DE SANTA MARÍA

Tributo a Lorca

La fascinación de algunos artistas por el imaginario y sugerente mundo de ficción simbólica de Lorca nos ha dejado muchos intentos fallidos a la hora de llevarlo a escena. Pero cuando se acomete la tarea de representar el teatro del poeta granadino desde un concienzudo estudio, el resultado puede ser un tributo a su obra.

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En la propuesta que asumen los sevillanos La Fundición, el resultado se logra, como dijese el mismo autor, «levantando la poesía del libro para hacerla humana».

El planteamiento dramatúrgico es casi perfecto, pues al original de Don Perlimplín... se le adosa el diálogo de La doncella, el marinero y el estudiante. Este añadido casa muy bien con la sensualidad y misterio de Belisa y con la dualidad cuerpo-alma subyacente en la obra original.

Pero desafortunadamente se le enjaretan también algunas citas sobre la conferencia Teoría y juego del duende, en la que Lorca pretende acercarnos a la comprensión de aquello que no es ni talento, ni musa, ni ángel, ni carisma, ni arte, sino duende, o sea, ese espíritu particular y casi indefinible que Goethe intentó también explicar como ese «poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica».

La inclusión de estas disertaciones entorpecen la acción al no ser dramáticas sino discursivas. Casi mejor sería reestructurar la propuesta en este sentido, pues más que aportar o esclarecer, estorban a un exposición que es de una excelente factura y con momentos de lograda belleza. El espacio escénico es, en suma, eficaz con ese juego de poleas y telares que permiten aprovechar y equilibrar muy bien las dimensiones y planos de la caja negra.

La propuesta plástica es impecable, e iluminación y vestuario conforman un todo bien cuidado que imanta. El trabajo de Weickert en la coreografía, y de Isa Ramírez en lo referente a lo sonoro y lo musical respectivamente, destacan por su acertada implicación en el lenguaje orquestado por Álvarez-Ossorio. La destreza e interesante presencia del elenco mantiene el tono interpretativo con un comedimiento también acorde al juego escénico en el que sin duda destaca la sensualidad de Ana G. Morales.

Parafraseando nuevamente a Lorca, se podría decir que La Fundición ha hecho que los personajes que aparecen en escena consigan « un traje de poesía y al mismo tiempo que se les vean los huesos, la sangre».

En resumen, un trabajo espléndido al que le hace falta un poderoso final que no deje esa sensación de vacío después de tan brillante propuesta.