DE '10'. La afición cadista desplazada tuvo un comportamiento ejemplar, al igual que la anfitriona. / FOTOS: ÓSCAR CHAMORRO
Cádiz C.F.

Dos mil cadistas desafían a la lluvia para inundar Granada de amarillo

La afición amarilla disfruta de su hermanamiento con la granadina pese al clima Las dos hinchadas acaban gritando: «el Cádiz y el Graná, a Segunda A»

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El día amaneció gris. Las nubes amenazaban tormenta. El sol no salía por ningún lado. Juanma se levantaba pachucho tras una mala noche. Rosu se despertaba temprano y cogía el coche para ir a Granada junto a Íñigo Arteaga, para ocupar el lugar del perico.

La constante lluvia que se presentaba en la capital de la Alhambra desperdigaba a la marea amarilla. Las calles apenas albergaban a transeúntes escondidos detrás del paragüas. Apenas se veían camisetas amarillas.

Pero aparecieron. Dos mil cadistas, más de lo esperado, comenzaban a asaltar los bares y las cafeterías granadinas. Hasta las discotecas, como el Traca Trá, que acompañaba la copa con un sandwich. No había sitio para tapear. Todos estaban copados. Los cadistas comenzaban a salir hasta de debajo de las piedras. Una oleada bajaba por el Albahicín, y se mezclaban los Ese Cádiz, oé con los Granada, Granada, pues los seguidores de ambos equipos marchaban juntos.

A varios metros de allí, cerca del estadio, los socios de las peñas Cuatro Gatos, los de Granada y los de Cádiz, celebraban su acto de hermanamiento. Son demasiadas cosas en común. Hasta el nombre.

Y todos van al estadio, que vive su noche más bonita de la temporada, con los aparcamientos atestados de coches y una riada amarilla que se coloca en la grada. Los chaquetones oscuros, los paraguas y las prendas de abrigo deslucen el color de siempre, pero las gargantas lo suplen con inusitada fortaleza. Aficionados de ambos equipos saltan al terreno de juego para saludar. Los cadistas no se quieren ni marchar.

Comienza el choque. Las hinchadas jalean a sus equipos. Ni un insulto. ¿Ni uno! Algo difícil de recordar pues siempre existe algún descerebrado. Norte Trompetero, Sección Bezares, Cazón en adobo, Brigadas Amarillas, Marea Amarilla,... todas las pancartas están presentes. El clima no acompaña. Ni la primera parte. Y eso provoca bostezos.

Mejor, tras el descanso

Menos mal que el panorama mejora tras el descanso. Se sonríe, se sufre, se grita, se sufre, pero los miedos con cánticos son menos. La disputa en la grada es evidente. Nadie quiere ser menos. El árbitro señala el final y, en un acto que no se recuerda, los ultras rojiblancos se acercan a la preferencia para aplaudir a los cadistas. Todo el estadio es un clamor. Los amarillos responden: «El Cádiz y el Graná, a Segunda A». Una hinchada simpática, que sólo anima y deja dinero en la ciudad en estos tiempos de crisis siempre es bienvenida. Termina el partido. Comienza el fin de semana. El Cádiz era una excusa para ver Granada. ¿O el viaje a Granada era una excusa para ver al Cádiz?