ABRELATAS. Mansilla marcó el primer gol. / FRANCIS
Cádiz C.F.

Sólo un susto

Enrique rescata dos puntos en el descuento ante un Lucena bien plantado Mansilla encarriló la victoria pero Velasco trajo el nerviosismo a Carranza

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Quince minutos. Es el tiempo en el que el cadismo volvía a sentir ese hormigueo por el estómago, que atenaza los músculos y encoje las articulaciones. El miedo, un sentimiento propio del amarillo pero poco sufrido esta temporada. Los cánticos se ahogaban, el murmullo resonaba con más fuerza en la grada, las muecas de insatisfacción se dibujaban en los rostros de la hinchada. Un cuarto de hora. Y al final todo quedó en un susto. Morrocotudo, pero incluso beneficioso para comprender que en Segunda B, como en la Champions, los partidos también duran noventa minutos más el descuento.

El equipo de los mil y un recursos se desprendió del fútbol colectivo para tirar de calidad, y la jugada, como en El Puerto y San Fernando, volvía a salirle bien. Gambeteo de Caballero en el lateral del área, centro fenomenal de Fran Cortés y cabezazo picado de Enrique que rescata dos puntos claves en estos momentos en los que el bufido del Poli se siente en la nuca. Victoria de leyenda con un juego carente de brillantez pero repleto de efectividad.

Con sufrimiento

Esta historia comienza por el final, cuando el excelente planteamiento de Nene Montero quedaba reducido a cenizas. Antes, el Lucena sacaba la peor versión de este Cádiz, la de cierta relajación en momentos puntuales que nivela las tremendas diferencias que mantiene con el resto de escuadras del grupo IV.

El equipo de Gracia ya salta al césped con una confianza que en (contadas) ocasiones se confunde con soberbia. Sabe que, tarde o temprano, marcará. Incluso da vida al rival permitiendo que merodee su parcela sagrada. El gol llegará, y no se sabe de qué forma.

Ayer lo hacía gracias a la estrategia. Funciona, toda vez que los futbolistas se acostumbran al nombre de la jugada. Mucho ensayo y sale a la perfección. Falta lanzada por Caballero, Fragoso cabecea al segundo palo y Garbajosa Mansilla impone sus 192 centímetros de estatura para rematar a la red. Acción de pizarra y el mérito también para Gracia.

Malos momentos

La apisonadora cadista levantaba el pie del acelerador. Acusa cierto desgaste físico por el duro trabajo semanal, y mejor nadar y guardar la ropa para llegar con la ¿nueva? camiseta limpia y pura para los duelos ante Poli y Betis B.

Se tomaba el choque con una pachorra excesiva. Dormía el encuentro y el Lucena se echaba también otra cabezadita. Salvo en minutos en los que se gustaba con aplaudidas y lucidas filigranas, el partido entraba en una fase de sopor absoluto. El Cádiz mostraba de nuevo una superioridad insultante y el adversario cordobés esperaba a que la bestia bajara la guardia.

El vestuario despertaba un tanto a los cadistas. El síndrome Conquense ha logrado que los amarillos salten con mayor decisión justo después de la tregua. El duro lanzamiento de Lanza, estrellado en el lateral de la red, obtenía rauda respuesta por parte de Raúl López y Toedtli. El jerezano mandaba un derechazo a escasos centímetros de la escuadra y el argentino desperdiciaba incomprensiblemente un testarazo en el área pequeña.

De repente, alguien se salía del guión. Cristian se echaba la mano al muslo e inmediatamente pedía el cambio. Y pese a su diminuta estatura, su sombra es alargada. David García lo reemplazaba en el campo de forma física, pero poco más. No aporta su potencia ofensiva y se mantiene por debajo en el nivel defensivo. Habrá que ver a Jesús en próximos envites.

Al no sentenciar, el Cádiz seguía bajando marchas de forma preocupante. Hasta que llegaba el frenazo inesperado. Velasco ridiculizaba a una zaga dormida (con Raúl López y Fleurquin en los laureles) y batía por bajo a Casilla.

La estrategia de Nene funcionaba. Todo se ponía a su favor. Empate a pocos minutos del final, el rival agonizando físicamente, Cristian lesionado y Juanma en la caseta en lugar de Cortés. No se le podía poner mejor.

Pero ni por esas. Apretón a fondo. A lo loco para recuperar el tiempo perdido. Con poco orden, intentando abrir el campo y sudando la gota gorda. Obuses de larga distancia. Cabezazos rechazados. Rubiato al frente junto a Toedtli. Y tres puntos más a la buchaca.

Triunfo. Liderato. Cuatro puntos de ventaja con el segundo y diez con respecto al quinto. Mejor inicio de la historia. Máximo goleador de la categoría y el mejor líder de las divisiones nacionales. Por eso, estos sustitos no le vienen nada mal al cuerpo. En Cádiz la alegría no se concibe sin sufrimiento.